Hay textos que no solo se leen: se respiran. Eso me pasó al volver a Ewen Le Borgne, colega y amigo, facilitador de procesos y aprendizajes colaborativos. Sus palabras no solo ofrecen herramientas: despiertan memoria, sentido y dirección para quienes sostienen espacios de transformación colectiva.
En sus publicaciones recientes, Ewen nos invita a explorar la facilitación como una práctica profundamente humana, ética y política. Lejos de prometer fórmulas mágicas, nos propone una mirada integral que conecta lo técnico con lo sensible, lo individual con lo colectivo, y lo visible con lo invisible.
Quiero compartir aquí algunas claves de su propuesta, no solo porque iluminan el camino de quienes facilitamos, sino porque nos devuelven preguntas esenciales: ¿desde dónde facilitamos?, ¿para qué lo hacemos?, ¿cómo cuidamos los espacios que abrimos?
Tres capas para facilitar mejor: un modelo vivo
Ewen articula su visión en torno a tres capas que no se superponen, sino que se alimentan mutuamente. Juntas, forman un mapa potente y accesible para cultivar procesos más conscientes y efectivos: