De acuerdo, la respuesta irá por barrios y una respuesta facilona será «estamos fallando en ambas, oferta y demanda evaluativa». Clarifiquemos: aquí entiendo «demanda evaluativa» (la demanda de evaluaciones) y «oferta evaluativa» (l@s evaluador@s disponibles para esas evaluaciones).
Pero como cuando todo es relevante o pertinente, corremos el peligro de la irrelevancia y, por ende, la impertinencia (porque no logramos priorizar), aquí voy a pediros por favor hay que «mojarse» (no es momento de nadar y guardar la ropa). Y el primero en mojarme seré yo, y lo hago desde mi visión (fruto de mi formación y experiencia):
Está claro que un sistema o «mercado» de evaluación necesita de un cierto ajuste de demanda y de oferta evaluativa. En mi opinión estos últimos años se está desarrollando una mejora sustancial de la oferta: (1) métodos sofisticados para evaluar procesos complejos, (2) métodos rigurosos para evaluar el impacto, (3) una multiplicidad de webinars/cursos/formaciones y (4) diversidad de métodos y estándares que hacen difícil una especialización total, sino más bien sectorial y fragmentada…) Sigue leyendo