Recomendaciones para el empoderamiento y la rendición de cuentas


 

En línea con nuestras publicaciones sobre rendición de cuentas o sobre empoderamiento y participación, Duncan Green publicó «Once recomendaciones para trabajar en el empoderamiento y la rendición de cuentas en lugares complicados / peligrosos» (21 de febrero de 2020), como resultado del programa «Acción para el empoderamiento y la rendición de cuentas» (A4EA), en el que Duncan ha estado involucrado esporádicamente, ahora analizando los resultados de sus primeros 3 años de investigación, ya han identificado algunos «temas recurrentes» importantes en sus 5 países de enfoque (Egipto, Mozambique, Myanmar, Nigeria y Pakistán). ¿El resultado? «Once recomendaciones para trabajar en el empoderamiento y la rendición de cuentas en entornos frágiles, afectados por conflictos o violencia«.

Son solo seis páginas de recomendaciones para los donantes que buscan apoyar cosas buenas en algunos de los lugares más complicados y peligrosos del mundo. Pero para aquellos para quienes incluso eso es demasiado largo para ser leído, aquí hay algunos puntos destacados:

1.‘Piense detenidamente sobre el lenguaje más apropiado»: ha sido útil en algunos casos utilizar un lenguaje con menos carga política para transmitir mensajes similares; por ejemplo, hablar sobre «trabajar juntos» en lugar de «acción colectiva» o «crear un cambio positivo en la vida de las personas» en lugar de «empoderamiento». También ha ayudado a ser lo más específico posible sobre lo que se está avanzando «. Sigue leyendo

Gestionar mejor: lo que tod@s podemos hacer para contribuir al éxito de la ayuda al desarrollo


Relacionado con nuestros posts pasados sobre la rendición de cuentas, interesante publicación «Gestionar mejor: lo que tod@s podemos hacer para contribuir al éxito de la ayuda» de Dan Honig (5 de febrero de 2020) en el que parte de la idea o afirmación de que «la gestión a través de controles sólo de arriba hacia abajo, se convierte en un objetivo en sí mismo, socavando el éxito de los proyectos». Estos controles poco útiles a menudo surgen de la necesidad de tener en cuenta únicamente: (1) el rendimiento; (2) los ciclos políticos o las legislaturas o (3) las juntas ejecutivas, que inducen a las agencias a (a) ejercer controles estrictos de los procesos y (b) orientar los proyectos hacia lo que se puede medir y reportar.

El libro de Dan Honig 2018, «Navigation by Judgment«, presenta (1) datos empíricos cuantitativos de una base de datos de 14,000 proyectos y (2) evidencia cualitativa de ocho estudios de casos en apoyo de esta afirmación. Escribió el libro en parte porque supuso que sería útil mostrar a las agencias de ayuda al desarrollo y a los decisores, datos empíricos que demostraban el problema: que el primer paso para cambiar era el reconocimiento. Pero después de hablar sobre su libro con las agencias y decisores, estuvo seguro de que si bien su diagnóstico de 2018 fue correcto, su teoría del cambio fue totalmente errónea.

Las personas que trabajan en las agencias de desarrollo, desde el personal de campo hasta los gerentes senior, en general (1) ya comprenden la naturaleza del problema. (2) Han experimentado de primera mano la tensión entre la presentación de informes y el rendimiento, (3) se han enfrentado a las limitaciones que les impiden hacer lo que, en su opinión profesional, es más probable que logre los objetivos de su agencia (que comparten en gran medida). No necesitan datos empíricos para decirles lo que viven todos los días. Sorprendentemente, los decisores están de acuerdo también. Como decía un director ejecutivo del Banco Mundial: «Sé que cuando establezco objetivos, no obtengo lo que quiero. Pero es la única forma en que puedo mover el sistema, la única forma en que puedo dirigir; si renuncio a esa palanca, ¿qué tengo? ¿Por qué estoy aquí? ” Sigue leyendo

En qué estamos fallando (más) para el uso evaluativo: en la(s) evidencia(s)/resultados o en la(s) pregunta(s)/procesos


Fuente OBS busines.school

Puestos a soñar, porque cualquiera de los dos respuestas «podría» estar bien (las compraríamos ahora mismo), y si hay que mojarse (si sólo hubiese sitio para una respuesta en este bote), por qué apostaríamos para fomentar el uso evaluativo: (1) por una cultura de resultados (evidencia) y datos o (2) por una cultura del cuestionamiento (aprendizaje) y la colaboración.

Estos días me llegan varios artículos o mensajes sobre la importancia de una cultura de trabajo o decisión basada en «la evidencia y los datos». Por ejemplo:

(1) Este artículo: «Cuatro recomendaciones para promover políticas públicas basadas en evidencia«, me quedo con lo de «basadas en la evidencia» (y paso a ponerle adjetivo a la palabra «evidencias», ¿evidencias de qué? ¿sólo de resultados? ¿también evidencias de colaboración, de aprendizaje colectivo, de impacto colectivo o, por qué no, evidencias de  sentido común…), y también…

(2) Este twit sobre «construir una cultura de datos, evidencias y uso» Sigue leyendo

Aprendiendo de nuestros errores con Marx y los Monty Python. In memoriam Terry Jones


Como creo que ya os he contado en alguna ocasión, ser marxista ha marcado mi trayectoria personal y profesional. Mi tesis doctoral (sobre aprendizaje y evaluación) empezaba con esta cita «atribuida» a Goucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no le gustan…tengo otros” . Cosas de la vida, uno de los miembros del tribunal (silencio se rueda) me reprendió aludiendo a (mi) supuesta bajeza moral, a no tener principios …(imágenes en cámara lenta) a lo que yo tuve que aclarar que (a) si bien era verdad que podía entenderse de esa manera, (b) lo que trataba de manifestar/reflejar era la necesidad de empatía, autocrítica y flexibilidad en el sector de la cooperación al desarrollo, de continuo cuestionamiento de nuestros propios principios, para enfrentarnos a una realidad tan compleja…(y esto no lo dije, pero lo pensaba) en la que, al cabo, la única forma de entender, de entendernos… es con humor (de ahí mi ferviente, incondicional y fundamental (groucho)marxismo»….). Sigue leyendo

Respuesta conducida por las personas: poder y participación en la acción humanitaria


El reciente documento «People-Driven Response: Power and Participation in Humanitarian Action» recuerda la idea de que (1) la respuesta humanitaria debería centrarse en las personas a las que sirve, en lugar de las agencias de desarrollo que las financian, ha sido codificada repetidamente en compromisos humanitarios desde principios de la década de 1990. Sin embargo, (2) el sistema humanitario convencional ha tenido dificultades para traducir estos compromisos en práctica: (3) los esfuerzos de reforma correspondientes no han logrado ampliar sistemáticamente la rendición de cuentas/responsabilidad hacia y la participación de los receptores de ayuda en los esfuerzos de respuesta humanitaria. Sigue leyendo

El choque entre la contra-burocracia y el desarrollo


En su libro Politics, Andrew Heywood (1997) indica que el propósito de la contra-burocracia es compensar el desequilibrio en la relación entre los políticos (amateurs, temporales y demasiados en número) por un lado y, por otro, sus funcionarios (oficiales profesionales) permanentes.

En el ensayo  The Clash of Counter-Bureaucracy and Development, Andrew Natsios en 2010 describe lo que él ve como los obstáculos más disruptivos para el trabajo de desarrollo en agencias como USAID: capas y capas de burocracia. Da una explicación de primera mano de cómo esta «contra-burocracia» (1) desfigura la práctica de desarrollo de USAID e incluso (2) compromete los objetivos de seguridad nacional de Estados Unidos. Sobre todo, argumenta que, (3) el énfasis de la contra-burocracia en la medición fácil está en desacuerdo con el hecho de que los programas de transformación son a menudo los menos medibles e involucran elementos de riesgo e incertidumbre. Sigue leyendo

La Rendición de Cuentas de/en la Política de Evaluación de UNICEF


Como epílogo a los posts anteriores sobre la Política de Evaluación ( post anterior, II y III). En relación a la rendición de cuentas, el Director de Evaluación de UNICEF informará el estado de implementación de la política de evaluación a la Junta Ejecutiva como parte del informe anual sobre la función de evaluación, que incluirá:

(a) el progreso hacia el logro de los resultados identificados en la teoría del cambio para la función de evaluación, incluido el desarrollo de la capacidad de evaluación;

(b) una presentación de las actividades de evaluación y el programa de trabajo para el año actual y el siguiente;

(c) una descripción objetiva de las evaluaciones realizadas, junto con una evaluación del estado, la calidad y la utilidad de las evaluaciones;

(d) progreso en el estado de implementación de las acciones acordadas en las respuestas de gestión de las evaluaciones;

(e) una síntesis de los principales hallazgos, conclusiones y lecciones de las evaluaciones del desempeño de UNICEF, incluidas las evaluaciones del desempeño de la función de evaluación; y

(f) un examen de los desafíos encontrados en las metodologías para realizar y usar las evaluaciones Sigue leyendo

Principios universales para garantizar retroalimentación responsable y segura


El informe Ocho principios para generar confianza a través de la retroalimentación del Bond Feedback and Accountability Learning Group, establece principios de mejores prácticas para desarrollar un mecanismo de retroalimentación responsable capaz de construir un ambiente seguro en el que se puedan plantear preocupaciones de protección.

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La “mutua” rendición de cuentas como un asociación más equilibrada


La “mutua” rendición de cuentas trata de crear un asociación más equilibrada entre donantes y gobiernos receptores vinculando a los actores a través de valores compartidos y compromisos en un proceso voluntario. La Declaración de París y la Agenda de Acción de Accra señalan los parámetros de la mutua rendición de cuentas en términos de  (1) quién es sujeto de rendición de cuentas, (2) para qué y (3) cómo; señalando que las líneas de rendición de cuentas entre donantes y socios están conectadas con las de cada uno con sus sociedades. Sigue leyendo

Asimetrías en la rendición de cuentas


Cerramos aquí el ciclo iniciado en dos posts anteriores:  «La rendición de cuentas: ese palabro…» y el post «La mutua rendición de cuentas: ilusión o realidad años después«, analizando las asimetrías en la rendición de cuentas.

Un tipo de rendición de cuentas olvidada es la “interna y de arriba a abajo”. La forma de gestionar la cooperación es diferente si se prima la rendición de cuentas sobre el aprendizaje. Intentar satisfacer la rendición de cuentas y el aprendizaje al mismo tiempo es difícil. Para observar las características diferenciales de la evaluación como aprendizaje o rendición de cuentas se recomienda Cracknell (2000:57).

Siendo la rendición de cuentas necesaria, no es lo mismo un enfoque de seguimiento y evaluación centrado en satisfacer a otros agentes de los que dependes y a los que rindes cuentas, que centrarse en primar más el aprendizaje de las lecciones para mejorar el desempeño (Cassen, 1985 en Cracknell, 2000). La primera, la rendición de cuentas, tiende a mirar hacia el pasado y a buscar errores, mientras que el segundo, el aprendizaje, tiende a basarse más en la crítica constructiva hacia el futuro. Sin embargo aunque la información resultante en cada una de estas orientaciones puede no ser utilizable en la otra (Binnendijk, 1999), se puede llegar a un equilibrio o compromiso en el que la exigencia de rendición de cuentas puede implicar aprendizajes y el aprendizaje puede llevar asociado la rendición de cuentas. De esta forma aprendizaje y rendición de cuentas son dos caras de una misma moneda que, bien utilizada, sirve para mejorar la organización.

La Declaración de París indica que “una de las mayores prioridades para países socios y donantes es ampliar la rendición de cuentas y la transparencia en la utilización de los recursos para el desarrollo” (2005). Para ello, señala que “los donantes se deberían comprometer a proporcionar información transparente y completa en tiempo oportuno sobre los flujos de la ayuda con el objetivo de que las autoridades de países socios puedan presentar informes presupuestarios completos a sus parlamentos y ciudadanos. Asimismo tanto donantes como socios se deberían comprometer a evaluar conjuntamente los avances de la implementación de los compromisos acordados sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo, incluidos los compromisos de cooperación.

O´Donelll (1999 en Toledano et al., 2008:17) distingue entre rendición de cuentas horizontal (RCH) y vertical (RCV). La rendición de cuentas horizontal es la relación entre iguales de control entre agencias del estado, y la rendición de cuentas vertical es la relación entre desiguales (superior-subordinado o principal-agente) y de control de la sociedad hacia el estado. Los mecanismos de rendición de cuentas vertical se refieren a

(1) la rendición de cuentas electoral o

(2) la rendición de cuentas social o capacidad de los subordinados y de la sociedad para vigilar, interpelar y sancionar a los superiores si no cumplen con las normas.

El mecanismo más común de rendición de cuentas hacia los donantes, por medio de informes de seguimiento o finalización y evaluaciones ex-post, sirve sobre todo para propósitos funcionales porque se centran en la rendición de cuentas de los fondos y en medir impactos de corto plazo. Sin embargo la rendición de cuentas de las ONGD hacia los donantes debería ser más flexible e innovadora, y se podría realizar, en la práctica, no sólo a través de informes, evaluaciones y valoraciones del desempeño, sino también a través de la puesta en valor de la participación (como un fin y medio de desarrollo), por medio de la auditoría social (que se basa en la rendición de cuentas entre organizaciones y gentes) y la autorregulación (a nivel de sector). Cada uno de estos últimos mecanismos se distingue por sus herramientas, sus procesos, el tipo de rendición de cuentas (hacia arriba, hacia abajo, interna, externa, funcional y estratégica).

Como indica Ebrahim (2003) la rendición de cuentas en la práctica ha priorizado los aspectos “externos y de abajo a arriba”, mientras que los mecanismos “internos y de arriba abajo” no se han desarrollado al mismo nivel. Por tanto, los donantes y ONGD se han basado más en rendición de cuentas a corto plazo y funcionales, y no tanto en procesos estratégicos de largo plazo necesarios para el cambio político y social.

Aunque en principio los agentes de la cooperación utilizan los recursos de los donantes para alcanzar los objetivos tanto propios, como los de los donantes; los intereses de agentes (ONGD incluidas) y donantes pueden no coincidir, debido a:

(1)  que cada uno pone mayor énfasis en determinados aspectos (por ejemplo unos en crecimiento, otros en pobreza…), o

(2) a diferentes horizontes temporales o

(3) a aspectos organizacionales (por ejemplo mientras que los donantes están preocupados por un alto desempeño al mínimo coste posible, otros agentes pueden interesarse más por una financiación continuada, por la minimización de esfuerzos o la diversificación de recursos).

Como no es realista ni racional que los donantes controlen de forma continua el desempeño de los agentes (como las ONGD), el resultado final es el de la asimetría de poder y de información: las agencias y departamentos donantes tienen el poder que les otorga la decisión sobre la financiación, pero las ONGD tienen más información de un contexto en el que resultados, objetivos específicos y generales son difíciles de observar y medir.

Conscientes de las limitaciones del seguimiento de gabinete, algunas agencias han tratado de desarrollar métodos o herramientas de control para hacerlo más realista. Sin embargo el aumentar los recursos para conseguir que las agencias tengan un seguimiento o control directo más estrecho de los agentes, puede ser adecuado desde la consideración de intervenciones muy grandes; pero no es eficiente en el caso de las intervenciones múltiples y pequeñas de las ONGD.

En cualquier caso la dicotomía rendición de cuentas / aprendizaje no está resuelta en la cooperación al desarrollo, siendo un problema estructural de difícil solución. Hay autores que indican que optar por ambos objetivos (rendición de cuentas y aprendizaje) no es posible (Smith, 1998 en Cracknell, 2000); otros indican que sí es posible tal combinación, y que el problema es la concepción simplista y unilateralista de la rendición de cuentas. Cada vez hay más voces que critican que entre los actores del Norte (sean estos ONGD o agencias/departamentos financiadores), en la práctica, predomina la rendición de cuentas de abajo a arriba. Así, para los donantes la principal preocupación es ejecutar según el marco normativo o como mucho medir “si mi ayuda ha tenido éxito” y en menos medida valorar “por qué sí/no obtuvimos resultados” o si el socio está creado las condiciones para el desarrollo. Hay que indicar la importancia de conseguir un equilibrio entre rendición de cuentas y aprendizaje en cada organización para optar por las bondades de cada uno de los enfoques: un desequilibrio hacia la rendición de cuentas cierra las posibilidades de abrirse al aprendizaje, pero un desequilibrio hacia el aprendizaje puede implicar una dramática flexibilidad en el caso de no conseguir ningún resultado.

Mientras que desde la Declaración de París y la Agenda de Acción de Accra cobra cada vez más fuerza la necesidad de agregar, a

(1) la tradicional percepción de la rendición de cuentas (hacia los donantes),

(2) la rendición de cuentas de los donantes hacia la sociedad civil (del Norte y del Sur) y hacia las ONGD y

(3) de las ONGD hacia los beneficiarios; otros autores indican que estas sugerencias no son realistas dada la asimetría de recursos y poder, por un lado entre donantes y ONGD, y por otro, entre beneficiarios y ONGD.

El hecho de que los mecanismos de rendición de cuentas de los donantes hacia los demás (acerca de aspectos como su democracia interna, legitimidad y capacidad) no se han desarrollado lo suficiente en ambos sentidos (de abajo arriba y de arriba abajo) contribuye a deslegitimar la validez del sistema de control de calidad de las actuaciones.

En otras palabras: ¿cómo pueden sentirse legitimados algunos actores para demandar aspectos como eficiencia, participación, transparencia o fortaleza institucional, cuando a nivel interno las decisiones de esos actores no son ni eficientes, ni democráticas, ni transparentes? Este contexto imperfecto contribuye a que las ONGD y agentes involucrados se esfuercen menos en conseguir legitimidad externa e interna, que en protegerse de las interferencias y del abusivo potencial de exigencia de cuentas emanado desde los donantes, o bien en sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo y de transparencia selectiva, pero en el que, además, la competencia es imperfecta, al no basarse sólo en el impacto en el desarrollo de las ONGD, sino en otras cosas (como el éxito de la relación y financiación con donantes o del fundraising). Y es que, la cantidad no es sinónimo de calidad de la ayuda.

Aunque poco frecuentes, sin embargo, hay experiencias en las que las ONGD han reducido con éxito estas asimetrías para aumentar su influencia en los donantes, en la opinión pública e incluso para incentivar a su propio personal. Algunos mecanismos son, en primer lugar, la reducción de la dependencia extrema de unos pocos financiadores; y en segundo lugar, a través del uso estratégico de algunos de los recursos propios no necesariamente escasos, y con posibilidad de ser controlados por las ONGD (como información, aprendizaje, legitimidad, ética, profesionalidad, democracia y participación interna, reputación…). Claro está que esto conlleva un esfuerzo y una apuesta por dotarse de una legitimidad interna, una ética, un valor e incentivos no monetarios, una gestión organizacional, por desgracia no tan frecuentes en el entorno de la Cooperación al Desarrollo.

Referencias

Cracknell, B. E. 2000, Evaluating Development Aid. Issues, problems and solutions, Sage edn, Sage.

Ebrahim, A. 2005, NGOs and organisational change. Discourse, reporting and learning Cambridge University Press, New York.

Rodríguez-Ariza, C. (2009). La gestión de la información en organizaciones de desarrollo. Serie CECOD. Número 11

Toledano, J. M., Guimaraes, J., Illán, C., & Farber, V. 2008, Buenas prácticas en la cooperación para el desarrollo. Rendición de cuentas y transparencia, La Catarata, Madrid.