Para la libertad

Uno de los hitos que ha marcado la historia de la humanidad, la Revolución Francesa, apuntaba al sueño de conseguir a un tiempo igualdad, libertad y fraternidad. Desde entonces otros hitos similares, originados por cierta aplicación de ciertas ideologías no han logrado juntar con tanta fuerza la igualdad y la libertad. Cierta aplicación de la ideología socialista se polarizó en la igualdad, mientras que cierta aplicación del neoliberalismo se centró en la libertad del capital. Desde entonces unos y otros han intentado convencer de que el término medio no existe, que ideas como la socialdemocracia son débiles, o es lo uno o es lo otro, o es conmigo o es contra mí.

El mismo año en que daban el premio Nóbel de Literatura a Vargas Llosa, el premio Nóbel de la Paz recae en un profesor chino también amante de la literatura, que de forma provocadora y controvertida afirmaba que un régimen que aboga por la igualdad pero que ahoga la libertad es inhumano, y que prefería la contradicción de lo que se llama «occidente» a la situación de su país.

Son interesantes las supuestas contradicciones: debido al contexto y a la historia, mientras que muchos jóvenes en Europa occidental, en la España post franquista, contábamos con las ideologías de izquierdas como las más progresistas, otros jóvenes en Europa oriental (del llamado «ex bloque soviético») pensaban que lo progresista era la ideología neoliberal.

Hoy parece que las ideologías ¿ya no son lo que fueron?. En nuestro mundo hedonista y egocentrista, en el que tanto nos preocupa nuestra propia seguridad y estabilidad…sin importarnos que haya familias que vaguen o huyan o mueran escapando de guerras sonoras o silenciosas, de opresión política, social o económica, en este mundo la historia de este chino es anacrónico…sorprende pues descubrir hoy historias como la de Liu Xiaobo.

Y no deja de sorprender tampoco cómo una misma realidad puede ser interpretada de forma diferente desde las lentes de diferentes ideologías: La realidad se construye socialmente.

Veamos lo que decía un portavoz de Merkel acerca de la detención y condena de Liu a 11 años de cárcel en 2011:

(Liu Xiaobo) es un hombre valiente, un hombre que quiere  ayudar a la implementación de la democracia y los derechos humanos en su país… Insta a despojarse del odio. Y a uno le impresiona con el respeto con el que se refiere incluso a sus celadores.​

Steffen Seibert, portavoz del gobierno alemán

Estando en la cárcel en 2010 se le concedió a Liu el Premio Nóbel de la Paz por su largo, continuado y no violento trabajo por los derechos humanos en China. Y  lo que se decía desde otra visión sobre la concesión del Premio Nobel:

Con tales elegidos (Liu Xiaobo y Vargas Llosa), el poco prestigio que le quedaba al Nobel se diluye cada vez más en el desconcierto.

Manuel Henríquez Lagarde, director del portal digital oficial Cubasí.

Y es que tantas veces tendemos a dar soluciones sencillas a problemas complejos. Quizás quien fue capaz de dar su vida por la libertad, probablemente también apostaría por la equidad, porque los derechos humanos son complementarios y están interrelacionados.

In Memoriam Liu Xiaobo 

 

Y por la semejanza de su final, me viene al recuerdo ese otro nuestro gran poeta, Miguel Hernández. Aquí la versión musical de su poema «El herido», compuesta e interpretada por Joan Manuel Serrat:

 

El Herido (Miguel Hernández)

Para el muro de un hospital de sangre.

I

Por los campos luchados se extienden los heridos.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
Y las heridas suenan, igual que caracolas,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece, y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,
se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía.
de ensangrentadas puertas.

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

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