PILAR JERICÓ en El Pais (24 Septiembre) nos indica que existe una técnica que cuesta poco y que tiene un alto impacto en la motivación de las personas: el reconocimiento. Sin embargo, brilla por su ausencia en las empresas. En España, por ejemplo, el 87 % de los trabajadores consideran que no se sienten reconocidos y el colectivo más afectado son las mujeres entre 25 y 54 años. Los trabajadores que no perciben reconocimiento tienen hasta dos veces más probabilidades de abandonar la compañía (o de caer en el despido interior, podríamos añadir). El reconocimiento motiva, ayuda a desarrollar nuestro potencial y nos compromete con lo que hacemos y con la persona. Si es tan importante y existe tan poco, ¿qué podríamos hacer para que fuera realmente efectivo? Veamos cinco claves prácticas.
1. El reconocimiento ha de ser sincero, concreto y oportuno, y puede provenir de cualquier persona. El mensaje que motiva es el sincero y directo, el que se dirige a uno con hechos y observaciones concretas. Tiene que ser en el momento oportuno. No sirve con decirlo pasado demasiado tiempo porque pierde su efecto. Puede provenir, además, de cualquier persona. …
2. Ha de ser individual y de equipo, si fuera el caso. Por tanto, hagamos reconocimientos colectivos cuando vengan al caso y no nos olvidemos de los individuales, que suelen ser los más motivadores.
3. No solo ha de ser por resultados. A veces nos dejamos la piel en conseguir algo, pero por cualquier motivo no lo logramos. Por ello, es importante también valorar el esfuerzo o la forma como se ha trabajado
4. No puede ser continuo. El reconocimiento que motiva no ha de ser diario, porque llega un momento en que nuestro cerebro se acostumbra. El reconocimiento ha de ser frecuente cuando es oportuno, pero no continuo.
5. Ha de tener en cuenta la motivación de la persona. A prácticamente todo el mundo le gusta el reconocimiento, pero el modo depende de la motivación de quien lo recibe.
En definitiva, reconocer el trabajo bien hecho (o el esfuerzo o los valores) es algo que motiva a la persona que lo recibe. Esto nos ayuda a tener una mirada más apreciativa y a sentirnos mejor nosotros mismos. Por ello, si el reconocimiento resulta tan barato, no seamos tacaños y practiquémoslo hoy mismo.