Por qué lo llamamos desarrollo cuando nos cuesta ver más allá de otros intereses y chequeras


Iba a escribir un comentario a Gonzalo Fanjul de su post «¿Le cortamos el grifo a la ONU?», pero me ha salido tan largo que casi mejor que lo dejo aquí…

Me gusta su blog 3500 ideas irreverentes contra la pobreza. En esta ocasión siendo yo un profesional de la Evaluación, espero que le oiga alguien con el anillo del poder a Gonzalo -esto de los blogs a veces me parece como predicar en el desierto, y si por alguna razón hablan de uno te puedes temer lo peor-. Pues bien Gonzalo decía:”lo más prudente es tomar cualquier decisión (recortes u otros) después de haber hecho una valoración objetiva y transparente de la eficacia de cada organismo de acuerdo a las prioridades que establezca el nuevo gobierno”. No podemos quedarnos en la percepción, en valoraciones sesgadas o basadas en el antes y el después…hay que mejorar nuestro sistema de aprendizaje

Sobre esas chequeras por los pasillos de Naciones Unidas de las que habla Gonzalo Fanjul…lo malo es si esas chequeras son utilizadas como si las cuentas de origen fueran personales y no dinero público. Degradamos nuestro sistema si esos cheques sirven para realizar ideas o fines más personales que colectivos, en una Cooperación ya fragmentada…en cualquier caso incluso tras el paso de las chequeras nuestras instituciones siguen dependiendo en demasía de personalismos, esas chequeras no se han acordado en demasía de la necesidad de una estructura de organización y capacidades acorde con el tamaño de la AOD en la Cooperación Española. Esas chequeras – a pesar de varios Planes directotes, contratos de gestión y programaciones operativas- siguen convertido el 0,7 en un objetivo y no en un medio, y han mantenido una distancia entre el discurso y la realidad…la retórica.

Lo malo es que tras un comienzo ilusionante una parte del sector ha acabado desilusionada o indignada, aunque claro esto va por barrios en un sector tan fragmentado como el nuestro, con tantos reinos de taifas dentro de reinos de taifas -y por qué no decirlo, a algunos no les ha ido tan mal, ya sabemos por Durban, Copenague y Kioto que beneficio global no implica beneficio local y viceversa. Ha sobrado algo de partidismo, clientelismo, corporativismo…el resulado ha sido una pátina de oportunismo (pero oportunidad para el que pasaba por ahí al cabo o al que se cruzaba con las chequeras en algún pasillo ¡). Estos «istmos» han debilitado nuestra profesión, transparencia, accountability…nuestras capacidades, procesos y los resultados a los que debiéramos contribuir.

Y digo yo, en esa forma tan castiza con que seguimos haciendo cooperación: ¿por qué normalmente lo cortés no puede ir acompañado de lo valiente? ¿por qué en paralelo a esas subidas y bajadas de nuestras contribuciones (a organizaciones o naciones unidas o desunidas) tan débiles en cuanto a evaluación ex ante y expost, no se podría haber logrado una coherencia entre el nivel político, su liderazgo real y las capacidades para llevar a cabo acciones que fueran apoyadas por nuestra sociedad civil (incluso o sobre todo en períodos de crisis)?. Han sobrado algunos cheques y mucha retórica y ha faltado coherencia interna, ha faltado energía bien direccionada para hacer realidad esa necesidad de coordinación y racionalidad interna…demasiada jerarquía y ausencia de autocrítica, demasiadas buenas ideas dispersas y pocas manos para llevarlas a cabo (aunque las había no se han podido o sabido organizar, no se han podido o sabido utilizar)…No se ha concentrado suficiente energía en la estructura, que ha demostrado ser “el” cuello de botella, algo tan difícil de cambiar (de nuevo el Gatopardo: “ Algo debe cambiar para que nada cambie”) que parece que se dejó a la deriva por imposible. Y en fin, ha faltado la visión y determinación para el despliegue efectivo de una sólida política de educación para el desarrollo como base de la sostenibilidad y legitimidad de la política de desarrollo. Sin una sociedad suficientemente concienciada y reivindicativa no se han oído suficiente las voces para exigir el cumplimiento del sueño de una cooperación de calidad (o con una calidad acorde con nuestra situación de “nuevos y nuevas ricos”). ¿Por qué la Sociedad Civil Española no conoce las Declaraciones de París, Accra o Busán?¿Por que no saben lo que es la agenda de desarrollo? ¿Por qué piensan que la AECID es una ONGD? En fin un ciclo en el que se ha avanzado…pero que podría haber dejado más huella…

En fin, no sé si la culpa de todo la tiene la crisis, pero en muchos casos la única salida nuestros profesionales ha sido salir del sistema, ya fuera a ONGD internacionales o a Organismos Multilaterales…En un sector tan endogámico y en algún caso ya en medio de una reestructuración las posibilidades de retorno de esos activos se van reduciendo. Y es que nuestro sistema de cooperación dista mucho de ser un medio ideal para los buenos profesionales…y algunos de los buenos y buenas profesionales que se han quedado han acabado desmotivados, quemados, tomando bajas por depresión…o convirtiéndose en no tan buenos profesionales. No estaría mal hacer una terapia de grupo para curarse ciertas heridas antes de pasar a lo que nos espera ahora…Ojalá alguno de sus protagonistas escribiesen sus vivencias como cura y pudiésemos compartir lo que ha sido este periodo…

Y volviendo al principio: no es una cuestión de cortarle el grifo a Naciones Unidas, sino de plantearnos qué hacemos con el agua (y cómo lo hacemos claro)…o qué hace la Cooperación Española y Naciones Unidas y nuestros socios con él…Y otra cosa es el funcionamiento interno de Naciones Unidas…claro que hay de todo como en las buenas familias… para los que les gusten las buenas novelas recomendaría la lectura del libro Belle du Seigneur, un libro que novela la Sociedad de Naciones en Ginebra en los años treinta. Creo que algo de actualidad sigue teniendo, por desgracia, después de tantos años pasados…Por cierto se estrena su versión cinematográfica en 2012

¿Y por qué estas reflexiones? No, ya sé que no son buenos tiempos para la lírica (no lo han sido para la crítica), pero tal vez el futuro nos depare sorpresas positivas, hay que seguir siendo optimista en este oficio (digo yo, si no a otra cosa mariposa)