Evaluador/a no hay camino, se hace camino al andar


Quedarse en el camino significa salir de este campo de la evaluación.

En mi carrera profesional en evaluación, quizás como much@s otr@s evaluador@s que no se quedaron en el camino, me he movido en tierra de nadie, y me pregunto si no soy visto como «pragmático» para la academia y un «teórico» en la práctica. Me sigue haciendo gracia que los «profesionales» en el terreno (a l@s que llaman «practitioners») te llamen «teórico» como algo despectivo. Con media sonrisa pienso: «no hay mejor práctica que una buena teoría»…pero tú que me llamas teórico, tú, de tu práctica no saco más teoría que la del caos…y claro ni se nos ocurra hablar a esos practitioners de pacotilla sobre la teoría de la complejidad: si lo hacemos seremos etiquetados «además» de rebuscados, embrollados y confusos…

Por suerte o desgracia he estado en diferentes entornos de trabajo siempre en relación a la evaluación (como investigador, gestor o evaluador externo): universidad, administración pública, organismos internacionales, organizaciones locales, consultoría independiente. Ese «caminante no hay camino, se hace camino al andar» (no sé bien si deseado o impuesto o ambos), me ha convertido en un nómada, ambulante, errante, itinerante, vagabundo…y eso me ha dado la posibilidad de reforzar mi independencia.

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