¿No sería el momento de tratar la gestión del conocimiento con el mismo nivel de atención que tratamos la gestión financiera?

Fuente: Página

¿Qué pasaría si las organizaciones gestionasen el dinero de la misma manera que gestionan el conocimiento? Nick Milton describe en uno de sus posts un experimento sencillo, que suele utilizar con sus gerentes senior para hacerles pensar de manera diferente sobre el conocimiento. Sabemos que el conocimiento es un activo, sabemos que tiene valor para una organización pero, comparado con un activo diferente – el dinero – tratamos el conocimiento de una manera ingenua e irreflexiva.

Si hiciésemos una gestión financiera, o tratáramos el dinero como tratamos el conocimiento …

  • Permitiríamos que la gente acumulase las finanzas de la empresa y no compartiese el dinero de la compañía con otros, incluso les permitiríamos acaparar conocimiento;
  • No tendríamos ni una sola cuenta bancaria de empresa, así como no tendríamos una sola base de conocimiento;
  • Incluso si tuviéramos una cuenta, nadie la administraría o supervisaría;
  • Si quisiéramos recurrir al dinero de la empresa, sería tan difícil de encontrar el conocimiento de la organización;
  • La gente trataría el dinero de la empresa como su propia propiedad (tal como lo hacen con el conocimiento);
  • No crearíamos presupuestos para nuestras actividades y proyectos, así como no hacemos ningún presupuesto para el conocimiento;
  • Si quisiéramos dinero para nuestros proyectos, asignaríamos a personas ricas para subvencionarlos, de la misma manera que asignamos a personas con conocimientos como la forma predeterminada de acceder al conocimiento;
  • Si consiguiéramos nuevos ingresos a través de un proyecto, lo dejaríamos en los bolsillos del equipo del proyecto, tal como dejamos el conocimiento en sus cabezas;
  • Si alguien dejase la organización, se llevaría consigo un montón de dinero de la empresa, y no habría ningún intento de retener este dinero, así como no hay intento de retener el conocimiento;
  • Veríamos como un signo de debilidad pedir dinero;
  • De hecho, la gente desconfiaría del dinero de otros – «No generado aquí» como un paralelo a «No invertido aquí»;
  • No informaríamos a la alta dirección de ningún dato financiero ya que la alta dirección tendría poca idea de la riqueza financiera de la organización (¿conoce la alta dirección el nivel de conocimiento o la riqueza intelectual de la organización?);
  • No tendríamos documentos o protocolos específicos para la gestión/administración del dinero – no hay departamentos financieros, no contables;
  • No tendríamos procesos para gestionar/administrar el dinero – ni planificación, previsión o contabilidad;
  • No tendríamos tecnología para rastrear dinero;
  • No tendríamos ninguna política financiera, ni directrices, ni reglas, ni expectativas;
  • En resumen, no tendríamos ninguna gestión financiera en absoluto.

Una vez que hayamos pasado por este experimento en nuestras organizaciones, preguntemos  a nuestros gerentes (1) cuánto valor se perdería si tratáramos el dinero de la misma manera que tratamos el conocimiento, (2) cuánto valor se está perdiendo actualmente a través del conocimiento no gestionado…y les podríamos preguntar: ¿No sería el momento de tratar la gestión del conocimiento con el mismo nivel de atención que tratamos la gestión financiera?

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