Hoy recordamos los once pasos o conductores de la colaboración, que tienen que ver con claridad de prioridades y objectivos, existencia de capacidades, reciprocidad, participantes elegidos, facilitación, compromiso y rendición de cuentas.
Conductor n.º 1: el propósito y los resultados deseados de la colaboración deben ser claros e identificados por un grupo más grande que el de la colaboración formal en sí.
Conductor n. ° 2: aunque implícito en el anterior, las colaboraciones efectivas requieren recursos/capacidades efectiv@s.
Conductor n. ° 3: la equidad de la reciprocidad debe impulsar a los actores a colaborar.
Conductor n. ° 4: el éxito colaborativo requiere la aceptación y el compromiso de las agendas individuales.
Conductor n. ° 5: La inclusión de los participantes correctos/elegidos debe ir más allá de la edad, el género, la cultura y la alineación en torno a los objetivos de la colaboración.
Conductor n. ° 6: El compromiso con la colaboración de las organizaciones debe ir más allá de las personas que participan.
Conductor n. ° 7: Los participantes en la colaboración deben cumplir con sus responsabilidades pero también deben tener la autoridad suficiente para participar en la toma de decisiones.
Conductor n. ° 8: muchas colaboraciones, si no la mayoría, requieren herramientas, mecanismos de ayuda y experiencia externa para ser eficaces.
Conductor n. ° 9: si bien la colaboración no es un fin en sí misma, es cierto que los esfuerzos de colaboración tienen resultados internos y externos que lograr.
Conductor n. ° 10: Las colaboraciones efectivas requieren perspectivas diversas, si no distintas.
Conductor n. ° 11: Cada miembro de un proceso colaborativo debe tener una creencia auténtica tanto en la colaboración como en la razón por la cual se lleva a cabo.
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