Propuestas de ACADE para el V Plan Director de la Cooperación Española


ACADE (Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación para el Desarrollo) formula al Gobierno, a las fuerzas políticas parlamentarias y a la sociedad las siguientes propuestas en relación con el futuro Plan Director:

La Cooperación Española se encuentra en una situación de debilidad extrema, consecuencia de más de ocho años de sucesivos recortes presupuestarios, que le han conducido a una pérdida de presencia internacional, al adelgazamiento o extinción de alguna de sus acciones más significativas,al vaciamiento de recursos humanos en puestos clave de la estructura operativa y a una fragilidad notable del sistema en su conjunto, que ha conducido al desánimo a una parte de los gestores y actores implicados.

En estas condiciones, la elaboración del Vº Plan Director de la Cooperación Española constituye una oportunidad única para producir un cambio sustancial en la situación. No cabe espacio para la rutina ni para retoques menores a través de un Plan Director de transición: lo que se requiere es una respuesta audaz y comprometida, que afronte las reformas que el sistema requiere y revierta el proceso de estos últimos años, para poner a España en condiciones de cumplir con los compromisos que plantea la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en Naciones Unidas.

Tras la elaboración de un Manifiesto para las fuerzas políticas en defensa de la política de cooperación, en otoño de 2016, secundado por más de 200 firmas de profesionales de la cooperación y la realización de unos talleres en mayo de 2017 sobre el Plan Director, ACADE quiere formular al Gobierno, a las fuerzas políticas parlamentarias y a la sociedad las siguientes propuestas en relación con el futuro Plan Director:

1.- El Plan Director debe estar acompañado de un firme y expreso compromiso en materia presupuestaria que suponga un proceso pautado de expansión de los recursos asignados a la ayuda internacional. No cabe contemplar de modo silencioso el retroceso que se ha producido en la posición relativa de nuestro país entre los donantes de la OCDE, con caídas de la ayuda que superan las de países (como Portugal o Irlanda) que han padecido más severamente la crisis. El proceso de expansión de los recursos que se demanda debiera situar la AOD en el 0,40% del PNB al final de la presente legislatura. Ese crecimiento de la ayuda debe ir acompañado de una rápida recuperación de los recursos asignados a la ayuda humanitaria, dada la severidad de las crisis asociadas a hambrunas y conflictos que sacuden al escenario internacional.

2.- De forma paralela a la elaboración del Plan Director, el gobierno debe proceder a las reforma sin stitucionales y legislativas necesarias para garantizar que se está en condiciones de hacer una gestión eficiente de los recursos. Es necesario reformar la arquitectura del sistema, hoy caracterizada por una elevada dispersión y una limitada coordinación de las instituciones responsables. Y es requerido también modificar los marcos administrativos y legislativos que condicionan la ejecución de la ayuda, que impiden que España pueda actuar con instrumentos que otros donantes tienen, como la ayuda programática, la cooperación financiera, la asistencia técnica ágil, las asociaciones estratégicas con la sociedad civil y la academia o la alianza con actores internacionales, no solo públicos.

3.- Ese proceso debe acompañarse de otro paralelo de ampliación de las capacidades técnicas e institucionales del sistema. Esto supone poder captar y dar empleo en condiciones adecuadas al personal experto que se requiere, poner en marcha una política activa de recursos humanos que permita que los trabajadores en este ámbito puedan tener una trayectoria profesional previsible y promover un cambio organizacional que afecte a la estructura, a los procedimientos y a la cultura de trabajo de las instituciones implicadas. También supone articular una política de formación y gestión del conocimiento adaptada a los nuevos retos del contexto e integrada en la cultura organizativa de las instituciones líder de la cooperación española.

4.- Dada la pertenencia a la UE, España debe estar en condiciones de practicar la cooperación delegada, haciéndose cargo de la gestión o coordinación de acciones compartidas entre socios europeos. Ahora bien, esa implicación no debe eximir a la cooperación española de definir sus propias políticas y acciones, contando con los recursos y capacidades para hacerlas realidad. Adicionalmente, es importante que España se distancie de las tendencias que se observan en la UE hacia la securitización de ámbitos sensibles de la cooperación para el desarrollo, como pueda ser el caso de las migraciones. Las actividades que se hagan en este y otros campos deben estar presididas por los objetivos y normas propias de la acción de desarrollo y orientadas a brindar oportunidades de vida digna a las personas, especialmente las más vulnerables, para que el principio de coherencia de políticas no sea un lema vacío.

5.- El Plan Director que se requiere debe distanciarse de las orientaciones de planes precedentes y,en lugar de hacer una selección cerrada de prioridades sectoriales, debiera centrar la atención en la formulación de unos propósitos estratégicos claros y en la definición de los métodos de trabajo y de los recursos instrumentales para asentar la implicación y las alianzas entre múltiples actores diversos de la sociedad española.

6.- Aunque España debe cumplir los compromisos internacionales que le obligan a destinar una parte de la ayuda internacional a los países con mayores dificultades (países menos desarrollados o con Estados frágiles), debe también mantener su especial relación, sostenida en el tiempo, con los países de renta media. También estos países requieren del apoyo internacional para superar los déficits estructurales que padecen y para sumarse de forma activa a la implementación de la Agenda 2030. No basta con reconocer que se debe mantener la cooperación con este tipo de países, en especial los más vulnerables, sino también entender que el tipo de cooperación que se requiere es distinto a la practicada con los países más pobres.

7.- La Agenda 2030 no sólo convoca a los poderes públicos sino a todos los actores sociales a un esfuerzo conjunto para hacer realidad los ODS. Por su ambición y universalidad, esos objetivos no se conseguirán si no se logra implicar en la tarea a actores diversos, que sumen capacidades, recursos y experiencias propias. Los actores de la cooperación, y muy particularmente los actores públicos (ministerios de la AGE, comunidades autónomas, ayuntamientos y universidades), deben orientar su esfuerzo a facilitar esos vínculos de trabajo en común, reconociendo la diversidad de intereses y miradas que les caracteriza.

8.- El Plan Director debe entender y afirmar el papel clave que la sociedad civil tiene en España y Europa para impulsar las políticas, las alianzas y el apoyo social que requiere la Agenda 2030 y velar por su efectivo cumplimiento; y en los países en desarrollo, como agente activo en la defensa de los derechos humanos, la articulación de la voz de los sectores sociales excluidos, como mecanismo de presión y de exigencia de rendición de cuentas a los poderes públicos y como proveedor de servicios complementarios a las comunidades, allí donde el Estado no llegue.

9.- En suma, ACADE apoya que se defina un Plan Director comprometido, con voluntad seria de revertir la situación de extrema debilidad en la que se encuentra la cooperación española y con vocación de ilusionar e implicar activamente al conjunto de los actores sociales.

 

Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación para el Desarrollo (ACADE)

Madrid, junio de 2017

ACADE II: Nuevas formas de hacer cooperación. ¿Qué tenemos que hacer para mirar hacia delante?


Esta es la segunda parte del post: Acade: ¿por qué la sociedad española no se ha movilizado ante la reducción de la ayuda?. Como ya contaba en aquella ocasión el día 9 de octubre asistimos a la jornada “Diálogos ACADE sobre la Cooperación al Desarrollo“, invitados por la Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación al Desarrollo (ACADE), de la que soy socio.

En este post me voy a centrar en la segunda parte de los diálogos, que se llamaba: Nuevas tareas, nuevas actores, nuevas formas de hacer en la cooperación española

Paso a desarrollar algunas ideas y respuestas (entrecomilladas) a una pregunta inicial de los moderadores: ¿Qué tenemos que hacer para mirar hacia delante?:

-“La internacionalización, mirar hacia afuera, mayor trabajo en red y más mestizaje, hay que aprovechar intereses comunes y economías de escala”. Por desgracia ahora hacemos de la necesidad virtud, tanta gente saliendo de sus países porque no encuentran sitio ni oportunidad…y cómo no, algunas personas con todos los gastos pagados y otras con una mano delante y otra detrás…

-“La cooperación al desarrollo es un tema súper especializado. Con ese enfoque hay que trabajar entre los actores de desarrollo. La opinión pública es diferente a la base social en el momento de hacer tu agenda. Se necesita incidencia especializada en lugar de plantear temas muy genéricos”. De acuerdo hasta cierto punto, pero este enfoque tecnocrático y especializado nos ha llevado a olvidarnos de la sociedad civil como se indicaba en el post anterior…Es peligroso si empezamos diciendo que tratamos temas complejos y difíciles de explicar y terminamos por comunicar sólo los aciertos y considerar a la sociedad no preparada para asumir los fallos. Peligroso porque de ahí a la falta de transparencia hay un paso.

– “Las ONGD no son las culpables. A veces cuando se habla de problemas de movilización se traslada a las ONGD el problema del fracaso de la política. Están tomando relevancia nuevos actores, hay que desarrollar un sistema de responsabilidades algo más efectivo y simétrico”. El problema es que, para bien o para mal, la sociedad civil española sigue identificando cooperación con ONGD. Algo que me sorprendió en pleno auge del montaje millonario de la política de desarrollo en la legislatura anterior es que en uno de los principales periódicos de este país se confundiera a la AECID con una ONGD (citaba a la AECID como una ONGD)…en fin corregidme pero da la impresión de que la sociedad civil conoce más a determinadas ONGD que a la AECID y la política de cooperación y desarrollo. Y de ahí a señalar a las ONGD en determinados errores de los que no fueron responsables (aunque sí testigos privilegiados en algunos casos) hay otro pasito. El riesgo de que no se asuman responsabilidades es que los errores son de todos y los aciertos de algunos pocos.

-“Se tiene un stock de capitales creados: (1) Capital humano: Las organizaciones tienen un talento que se ha desarrollado. En todos los ámbitos hay profesionales de la cooperación; (2) Capital social internacional. (3) Capital de ilusión y vocación transformadora. Las razones para pensar que no se puede cambiar nada son muchas pero seguimos intentándolo”. Sobre el tema del capital humano hago algunas reflexiones en los puntos siguientes.

Algunas ideas para el futuro:

1. Hemos de aumentar a todos los niveles la cultura del aprendizaje y la rendición de cuentas…más allá de la retórica: Aprender de los aciertos y de los errores. Y aunque como el moderador sugirió “el panorama es tétrico” hay que tratar de conseguir un término medio…Y no quiero que se confunda aprendizaje y rendición de cuentas con evaluación. En la discusión se dijo que en nuestro sector se ha evaluado mucho y es cierto especialmente en el caso de las ONGD, pero eso no significa que se haya utilizado para aprender o para mejorar nuestro desempeño o responsabilidad. Hay una enorme presión desde algunos sectores y barrios, según interés o conveniencia, por dar prioridad a los aciertos o a los errores (o a “determinados” aciertos o a “determinados” errores) según sea su intención la de justificar o enmendar la plana a uno u otro gobierno, estrategia política, programa u organización…en fin poco espíritu de aprendizaje y mucho de maquillaje. Y esto es letal para la credibilidad y legitimidad del sistema de evaluación. Aunque no soy naïf, me pregunto si tal como está el patio existirán en el corto plazo en este país unas condiciones favorables al aprendizaje…un espacio en el que sea posible aprender de los errores…o dar credibilidad a los aciertos. Supongo que a medida que vayamos saliendo de nuestro particular subdesarrollo mental y moral todo esto será posible. Mientras tanto aún con determinados contextos muy hostiles al aprendizaje, se ha de tratar de ser transparente, pero no se puede ser exhibicionista…especialmente cuando no todos jugamos con las mismas reglas.

También hay que aprender de los errores pero sin ser catastrofista, no se puede sufrir la parálisis por el análisis. Tampoco se ha de perder la dirección y dejar de situar en el centro lo importante: la justicia social, la distribución de la riqueza y la lucha contra la pobreza…

2. “Seguir trabajando en red y en alianzas buscando el interés común”. “En el pasado nuestro trabajo en red ha tenido costes de transacción grandes y aunque la situación actual es precaria hemos de seguir trabajando en red aunque de otra manera. Antes se trabajaba en redes homogéneas, primando más redes institucionales que otro tipo de redes más orientadas al conocimiento, capaces reproducir conocimiento nuevo”. En el turno de palabra indiqué que las redes, las coaliciones, las asociaciones y los procesos de coordinación se pueden evaluar también. En nuestro caso estas redes institucionales en teoría eran redes basadas en la representación, pero en demasiadas ocasiones no han funcionado ya que han primado los intereses personales o grupales, e incluso han primado las personas sobre los grupos o instituciones representados por estas personas.

3. Necesidad de trabajar con perspectiva de largo plazo y con visión sistémica, que incluya empatía hacia los demás elementos del sistema. A esto sin duda no ayuda nuestro adanismo, que reinventa la rueda continuamente o que vende sin parar “ideas nuevas en odres viejos”…aunque realmente las ideas no sean tan nuevas, sino conceptos conocidos vestidos de forma diferente…por desgracia los odres siguen siendo viejos como vemos en los dos siguientes puntos:

4. El gran reto de fortalecer la estructura de nuestro sistema de cooperación y de tener instituciones y organizaciones capaces de mejor desempeño. Mi personal diagnóstico: la problemática es un círculo vicioso y a veces parece que entramos en un bucle. Pero parte del origen de esto es la debilidad de nuestro sistema de rendición de cuentas. Sin rendición de cuentas no se necesita aprendizaje, ni conocimiento, ni capital humano… Sin rendición de cuentas la meritocracia no se desarrolla…y no hay condiciones para una carrera profesional…y la gente ha de buscar en otra parte o en otro país. Y como bien sabemos no se van los menos preparados.

5. Más y mejor liderazgo y democracia participativa. En todos los grupos y actores se necesita trabajar más y mejor un liderazgo que sepa representar al sector (en sentido amplio) y no sólo a intereses personales, corporativos o gremiales. Un liderazgo menos preocupado en el poder y sus privilegios, en vencer y convencer y más preocupado en comprender y en escuchar, y en dar un servicio a los grupos representados. Un liderazgo capaz de llegar a compromisos, de aglutinar intereses comunes no particulares y crear más relaciones de confianza. Con este tipo de liderazgo sería más fácil crear ambientes de aprendizaje: aprendizaje y conocimiento para ayudar a la toma de decisiones. Pero, de nuevo, para salir de nuestro bucle ha de exigirse responsabilidad (rendición de cuentas) a nuestros líderes (a todos los niveles) y mejorar los sistemas ya existentes para ello.

Para finalizar se dijo que estamos ante una «agenda compleja», «hay que mirar hacia adelante» pero sin dejar de aprender del pasado. Se ha de seguir trabajando hacia una Política de Estado de Desarrollo (con mayúsculas). «Es importante no perder el acervo que se ha sabido construir»…para ello «se ha de ser imaginativo» como para mirar hacia delante pero ojeando los lados y nuestro retrovisor tanto para aprender de lo que fue, como para que la sociedad civil no nos vuelva a sobrepasar sin inmutarse…

En fin nuestro reto es poner vino nuevo en odres nuevos ¿cuánto tiempo? ¿hará falta de otra generación para ello?¿cuántas generaciones más habrán de pasar?

Acade: ¿por qué la sociedad española no se ha movilizado ante la reducción de la ayuda?


El día 9 de octubre asistimos a la jornada «Diálogos ACADE sobre la Cooperación al Desarrollo«, invitados por la Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación al Desarrollo (ACADE), de la que soy socio.

Aun a riesgo de ser algo fragmentado, en este post me voy a centrar en la primera parte de los diálogos, que se llamaba: El futuro de la política de cooperación para el desarrollo en un mundo en cambio. En un post posterior abarcaré toda la jornada y profundizaré con alguna reflexión.

Paso a desarrollar algunas respuestas (entrecomilladas) a algunas preguntas iniciales del moderador: ¿Tiene sentido hablar de la ayuda? ¿Por qué la sociedad española no se ha movilizado?

Se comenzó por una percepción sobre la realidad: “Debajo de las cifras macroeconómicas sigue existiendo desigualdad”.

La reducción actual de la ayuda se definió no sólo como un problema presupuestario, sino también político. “No se ha conseguido nunca encajar la política (de cooperación y desarrollo) en la política de estado”. “Incluso cuando la política tuvo más presencia hubo muchas resistencias. Hay un problema estructural y de partida. Además en el orden internacional hay una gran debilidad de la parte de acción cooperativa. El mundo se concibe más como interés nacional que como cosmopolitismo”.

Se indicó que ha habido cambios en el sistema de cooperación, pero “han sido miméticos de la agenda internacional y no se ha reflexionado suficientemente sobre la especificidad de España”. Ha habido una “despreocupación por la estructura (recursos humanos y organización) y para centrarse demasiado en los recursos financieros”. Se señaló la debilidad de la “inteligencia estratégica” y que en las circunstancias actuales, haciendo de la necesidad virtud, “ahora se podría tener la oportunidad de pensar”.

En España hay escasa cultura de trabajo en común entre ministerios y por otra parte se necesita gestionar mejor la incidencia política. Hay espacio para “cambiar las estructuras de poder y el componente técnico”. “Las dos dimensiones se han manejado mal y se ha dado demasiada importancia a la parte tecnocrática siguiendo las directivas del CAD. Los líderes no han tenido/están teniendo visión de futuro. Han sido capaces de implementar acciones pero luego no ha habido/hay capacidad para demandar que asuman responsabilidad y competencias».

Se habló incluso de la “necesidad de cambio de paradigma”…y yo ya lo sugerí en el turno de intervención público, que cuando se habla de esos dos palabros juntos me da miedo. Me da miedo porque algo que caracteriza a nuestra cooperación es el adanismo, esto es, el continuo cambio de paradigma sin pararse a comprender qué, por qué y cómo han sucedido las cosas. Y quizás, lo que es más grave, se cambia de paradigma en Madrid pero los efectos de estos cambios tardan en llegar al terreno, o cuando están a punto de cambiar la forma de hacer las cosas (porque los cambios llevan tiempo), se vuelve a cambiar de paradigma.

En algunas intervenciones se vendieron como nuevas ideas que no lo son tanto sino que se vienen repitiendo desde hace casi 8 años. Se indicó que “no tiene sentido la (agenda de la) ayuda como la pensábamos en el pasado, sino más bien como una política de desarrollo con diferentes soportes. Hay que focalizarse menos en la ayuda y tratar más otros temas como las acciones redistributivas a través de la presión fiscal sobre el quintil más alto”. Se recordó la importancia política del sistema, la necesidad de “manejar algunos ámbitos de la acción política que han quedado fuera de foco: Nos hemos centrado en los perímetros convencionales, es necesario involucrar a todo el gobierno”.

En suma, la importancia de ir a las raíces de la pobreza y la desigualdad: “Estamos en un mundo menos diferenciado, con un arco de necesidades de desarrollo más difuso, por lo que hay que trabajar las reglas que impiden procesos de desarrollo”. Lo dicho, poco nuevo bajo el sol en este punto.

¿Por qué no y qué se ha hecho mal si a una parte de la sociedad española le importa la justicia?

Desde el principio se señalaron las “deficiencias de la vinculación del sector de la cooperación con la sociedad española”. «Da la impresión de que a la sociedad española no le importa lo que ha pasado con los recortes en la ayuda oficial al desarrollo. Da la impresión que se han minusvalorado, que los recortes no les importan”.

En el desarrollo de estas cuestiones se fue bastante contundente: “La sociedad civil organizada ha cambiado su papel y ya no habla en nombre de otros”. Aquí se mencionaron movimientos como el 15 M o las redes sociales. “No se necesitaba a la ciudadanía y la cooperación se ha dedicado a otras cosas…y se han perdido a las bases”. No se tuvo la suficiente visión de que la “sociedad civil organizada es capaz de crear opinión y estar sintonía con la sociedad. Luchar contra las desigualdades no implica sólo luchar contra la pobreza”. “La sociedad civil (organizada) ha tenido un problema de comunicación, aunque también ha habido problemas con el papel del liderazgo público”. A este punto durante el turno de palabra indiqué que no sólo era un problema de comunicación en el sentido de enviar el mensaje (de convencer), sino en el de escuchar. Pero hubo más sobre este punto:

-“El sector de ONGD está fragmentado. Pero el problema del apoyo social no es sólo de España. No se ha sido capaz de demostrar que la ayuda sirve para algo, de que la ayuda funciona”. Por otra parte hay muchos“peligros buscando atajos del norte al sur”.

– La base no se necesitaba porque estaban los profesionales. Se buscó “la profesionalización pero no un liderazgo asociativo” con el apoyo de las bases.

-“Ha habido un problema de mala gestión del accountability, ya que se ha entendido un accountability hacia el financiador. En España no tenemos conciencia de que lo público es de todos. Se debería haber hablado con la sociedad sobre los avances. No ha existido una política de transparencia».”No ha habido suficiente diálogo y después el dinero público se ha retirado.”.

En este punto también señalé algunas ideas durante el turno de palabra de la jornada: Las afirmaciones anteriores, de ser ciertas, “iban en contra elementos básicos de la democracia participativa”. En un colectivo y sector para el que el concepto de participación parece tan importante, esto aumenta la carga de retórica de su discurso (o sus discursos). Repitamos: ¿No se necesitaba a la ciudadanía? ¿No había una política pública de estado?. También señalé que al binomio política vs tecnocracia había que añadir las dinámicas personalistas (o grupales) de poder. Éstas implican que el único deseo de cambio que se desea es “quítate tú para ponerme yo”, para mandar, mandar porque puedo. También es de señalar la magnitud de la retórica de una política ilustrada debido a la distancia con la sociedad civil, y que a su vez ha dado lugar a más distancia entre la sociedad y la política. Por otro lado en esos momentos estaba pensando: ¿en qué lugar de la retórica queda el pacto de estado contra la pobreza de noviembre de 2007?…que por lo visto ni fue pacto social, ni de estado, ni se ha visto la necesidad de implementarlo…

También señalé la necesidad de “mayor empatía en el sector y de evitar confundir la ideología con la moral”. En demasiadas ocasiones he percibido cómo se calificaba a una persona de mala o buena (persona) porque tenía unas ideas u otras. Y en virtud del poder asumido, barrer a las «malas personas» del escenario de decisión o de consulta o de información.

También se comentó la necesidad de “abandonar un sentimiento de superioridad moral sobre lo buenos que somos (en el sector de la cooperación), puesto que en ocasiones se habla de cosas distintas en el norte y en el sur. Se ha de construir una agenda donde se potencie más el diálogo. Se ha trasladado demasiado la agenda hacia los problemas del norte”.

Entonces, ¿ha sido todo un espejismo? En un próximo post desarrollaré la segunda parte de estos diálogos, en la que había algunas respuestas. La segunda parte se denominaba “Nuevas tareas, nuevas actores, nuevas formas de hacer en la cooperación española”