ACADE II: Nuevas formas de hacer cooperación. ¿Qué tenemos que hacer para mirar hacia delante?


Esta es la segunda parte del post: Acade: ¿por qué la sociedad española no se ha movilizado ante la reducción de la ayuda?. Como ya contaba en aquella ocasión el día 9 de octubre asistimos a la jornada “Diálogos ACADE sobre la Cooperación al Desarrollo“, invitados por la Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación al Desarrollo (ACADE), de la que soy socio.

En este post me voy a centrar en la segunda parte de los diálogos, que se llamaba: Nuevas tareas, nuevas actores, nuevas formas de hacer en la cooperación española

Paso a desarrollar algunas ideas y respuestas (entrecomilladas) a una pregunta inicial de los moderadores: ¿Qué tenemos que hacer para mirar hacia delante?:

-“La internacionalización, mirar hacia afuera, mayor trabajo en red y más mestizaje, hay que aprovechar intereses comunes y economías de escala”. Por desgracia ahora hacemos de la necesidad virtud, tanta gente saliendo de sus países porque no encuentran sitio ni oportunidad…y cómo no, algunas personas con todos los gastos pagados y otras con una mano delante y otra detrás…

-“La cooperación al desarrollo es un tema súper especializado. Con ese enfoque hay que trabajar entre los actores de desarrollo. La opinión pública es diferente a la base social en el momento de hacer tu agenda. Se necesita incidencia especializada en lugar de plantear temas muy genéricos”. De acuerdo hasta cierto punto, pero este enfoque tecnocrático y especializado nos ha llevado a olvidarnos de la sociedad civil como se indicaba en el post anterior…Es peligroso si empezamos diciendo que tratamos temas complejos y difíciles de explicar y terminamos por comunicar sólo los aciertos y considerar a la sociedad no preparada para asumir los fallos. Peligroso porque de ahí a la falta de transparencia hay un paso.

– “Las ONGD no son las culpables. A veces cuando se habla de problemas de movilización se traslada a las ONGD el problema del fracaso de la política. Están tomando relevancia nuevos actores, hay que desarrollar un sistema de responsabilidades algo más efectivo y simétrico”. El problema es que, para bien o para mal, la sociedad civil española sigue identificando cooperación con ONGD. Algo que me sorprendió en pleno auge del montaje millonario de la política de desarrollo en la legislatura anterior es que en uno de los principales periódicos de este país se confundiera a la AECID con una ONGD (citaba a la AECID como una ONGD)…en fin corregidme pero da la impresión de que la sociedad civil conoce más a determinadas ONGD que a la AECID y la política de cooperación y desarrollo. Y de ahí a señalar a las ONGD en determinados errores de los que no fueron responsables (aunque sí testigos privilegiados en algunos casos) hay otro pasito. El riesgo de que no se asuman responsabilidades es que los errores son de todos y los aciertos de algunos pocos.

-“Se tiene un stock de capitales creados: (1) Capital humano: Las organizaciones tienen un talento que se ha desarrollado. En todos los ámbitos hay profesionales de la cooperación; (2) Capital social internacional. (3) Capital de ilusión y vocación transformadora. Las razones para pensar que no se puede cambiar nada son muchas pero seguimos intentándolo”. Sobre el tema del capital humano hago algunas reflexiones en los puntos siguientes.

Algunas ideas para el futuro:

1. Hemos de aumentar a todos los niveles la cultura del aprendizaje y la rendición de cuentas…más allá de la retórica: Aprender de los aciertos y de los errores. Y aunque como el moderador sugirió “el panorama es tétrico” hay que tratar de conseguir un término medio…Y no quiero que se confunda aprendizaje y rendición de cuentas con evaluación. En la discusión se dijo que en nuestro sector se ha evaluado mucho y es cierto especialmente en el caso de las ONGD, pero eso no significa que se haya utilizado para aprender o para mejorar nuestro desempeño o responsabilidad. Hay una enorme presión desde algunos sectores y barrios, según interés o conveniencia, por dar prioridad a los aciertos o a los errores (o a “determinados” aciertos o a “determinados” errores) según sea su intención la de justificar o enmendar la plana a uno u otro gobierno, estrategia política, programa u organización…en fin poco espíritu de aprendizaje y mucho de maquillaje. Y esto es letal para la credibilidad y legitimidad del sistema de evaluación. Aunque no soy naïf, me pregunto si tal como está el patio existirán en el corto plazo en este país unas condiciones favorables al aprendizaje…un espacio en el que sea posible aprender de los errores…o dar credibilidad a los aciertos. Supongo que a medida que vayamos saliendo de nuestro particular subdesarrollo mental y moral todo esto será posible. Mientras tanto aún con determinados contextos muy hostiles al aprendizaje, se ha de tratar de ser transparente, pero no se puede ser exhibicionista…especialmente cuando no todos jugamos con las mismas reglas.

También hay que aprender de los errores pero sin ser catastrofista, no se puede sufrir la parálisis por el análisis. Tampoco se ha de perder la dirección y dejar de situar en el centro lo importante: la justicia social, la distribución de la riqueza y la lucha contra la pobreza…

2. “Seguir trabajando en red y en alianzas buscando el interés común”. “En el pasado nuestro trabajo en red ha tenido costes de transacción grandes y aunque la situación actual es precaria hemos de seguir trabajando en red aunque de otra manera. Antes se trabajaba en redes homogéneas, primando más redes institucionales que otro tipo de redes más orientadas al conocimiento, capaces reproducir conocimiento nuevo”. En el turno de palabra indiqué que las redes, las coaliciones, las asociaciones y los procesos de coordinación se pueden evaluar también. En nuestro caso estas redes institucionales en teoría eran redes basadas en la representación, pero en demasiadas ocasiones no han funcionado ya que han primado los intereses personales o grupales, e incluso han primado las personas sobre los grupos o instituciones representados por estas personas.

3. Necesidad de trabajar con perspectiva de largo plazo y con visión sistémica, que incluya empatía hacia los demás elementos del sistema. A esto sin duda no ayuda nuestro adanismo, que reinventa la rueda continuamente o que vende sin parar “ideas nuevas en odres viejos”…aunque realmente las ideas no sean tan nuevas, sino conceptos conocidos vestidos de forma diferente…por desgracia los odres siguen siendo viejos como vemos en los dos siguientes puntos:

4. El gran reto de fortalecer la estructura de nuestro sistema de cooperación y de tener instituciones y organizaciones capaces de mejor desempeño. Mi personal diagnóstico: la problemática es un círculo vicioso y a veces parece que entramos en un bucle. Pero parte del origen de esto es la debilidad de nuestro sistema de rendición de cuentas. Sin rendición de cuentas no se necesita aprendizaje, ni conocimiento, ni capital humano… Sin rendición de cuentas la meritocracia no se desarrolla…y no hay condiciones para una carrera profesional…y la gente ha de buscar en otra parte o en otro país. Y como bien sabemos no se van los menos preparados.

5. Más y mejor liderazgo y democracia participativa. En todos los grupos y actores se necesita trabajar más y mejor un liderazgo que sepa representar al sector (en sentido amplio) y no sólo a intereses personales, corporativos o gremiales. Un liderazgo menos preocupado en el poder y sus privilegios, en vencer y convencer y más preocupado en comprender y en escuchar, y en dar un servicio a los grupos representados. Un liderazgo capaz de llegar a compromisos, de aglutinar intereses comunes no particulares y crear más relaciones de confianza. Con este tipo de liderazgo sería más fácil crear ambientes de aprendizaje: aprendizaje y conocimiento para ayudar a la toma de decisiones. Pero, de nuevo, para salir de nuestro bucle ha de exigirse responsabilidad (rendición de cuentas) a nuestros líderes (a todos los niveles) y mejorar los sistemas ya existentes para ello.

Para finalizar se dijo que estamos ante una «agenda compleja», «hay que mirar hacia adelante» pero sin dejar de aprender del pasado. Se ha de seguir trabajando hacia una Política de Estado de Desarrollo (con mayúsculas). «Es importante no perder el acervo que se ha sabido construir»…para ello «se ha de ser imaginativo» como para mirar hacia delante pero ojeando los lados y nuestro retrovisor tanto para aprender de lo que fue, como para que la sociedad civil no nos vuelva a sobrepasar sin inmutarse…

En fin nuestro reto es poner vino nuevo en odres nuevos ¿cuánto tiempo? ¿hará falta de otra generación para ello?¿cuántas generaciones más habrán de pasar?

Acade: ¿por qué la sociedad española no se ha movilizado ante la reducción de la ayuda?


El día 9 de octubre asistimos a la jornada «Diálogos ACADE sobre la Cooperación al Desarrollo«, invitados por la Asociación de Profesionales por la Calidad de la Cooperación al Desarrollo (ACADE), de la que soy socio.

Aun a riesgo de ser algo fragmentado, en este post me voy a centrar en la primera parte de los diálogos, que se llamaba: El futuro de la política de cooperación para el desarrollo en un mundo en cambio. En un post posterior abarcaré toda la jornada y profundizaré con alguna reflexión.

Paso a desarrollar algunas respuestas (entrecomilladas) a algunas preguntas iniciales del moderador: ¿Tiene sentido hablar de la ayuda? ¿Por qué la sociedad española no se ha movilizado?

Se comenzó por una percepción sobre la realidad: “Debajo de las cifras macroeconómicas sigue existiendo desigualdad”.

La reducción actual de la ayuda se definió no sólo como un problema presupuestario, sino también político. “No se ha conseguido nunca encajar la política (de cooperación y desarrollo) en la política de estado”. “Incluso cuando la política tuvo más presencia hubo muchas resistencias. Hay un problema estructural y de partida. Además en el orden internacional hay una gran debilidad de la parte de acción cooperativa. El mundo se concibe más como interés nacional que como cosmopolitismo”.

Se indicó que ha habido cambios en el sistema de cooperación, pero “han sido miméticos de la agenda internacional y no se ha reflexionado suficientemente sobre la especificidad de España”. Ha habido una “despreocupación por la estructura (recursos humanos y organización) y para centrarse demasiado en los recursos financieros”. Se señaló la debilidad de la “inteligencia estratégica” y que en las circunstancias actuales, haciendo de la necesidad virtud, “ahora se podría tener la oportunidad de pensar”.

En España hay escasa cultura de trabajo en común entre ministerios y por otra parte se necesita gestionar mejor la incidencia política. Hay espacio para “cambiar las estructuras de poder y el componente técnico”. “Las dos dimensiones se han manejado mal y se ha dado demasiada importancia a la parte tecnocrática siguiendo las directivas del CAD. Los líderes no han tenido/están teniendo visión de futuro. Han sido capaces de implementar acciones pero luego no ha habido/hay capacidad para demandar que asuman responsabilidad y competencias».

Se habló incluso de la “necesidad de cambio de paradigma”…y yo ya lo sugerí en el turno de intervención público, que cuando se habla de esos dos palabros juntos me da miedo. Me da miedo porque algo que caracteriza a nuestra cooperación es el adanismo, esto es, el continuo cambio de paradigma sin pararse a comprender qué, por qué y cómo han sucedido las cosas. Y quizás, lo que es más grave, se cambia de paradigma en Madrid pero los efectos de estos cambios tardan en llegar al terreno, o cuando están a punto de cambiar la forma de hacer las cosas (porque los cambios llevan tiempo), se vuelve a cambiar de paradigma.

En algunas intervenciones se vendieron como nuevas ideas que no lo son tanto sino que se vienen repitiendo desde hace casi 8 años. Se indicó que “no tiene sentido la (agenda de la) ayuda como la pensábamos en el pasado, sino más bien como una política de desarrollo con diferentes soportes. Hay que focalizarse menos en la ayuda y tratar más otros temas como las acciones redistributivas a través de la presión fiscal sobre el quintil más alto”. Se recordó la importancia política del sistema, la necesidad de “manejar algunos ámbitos de la acción política que han quedado fuera de foco: Nos hemos centrado en los perímetros convencionales, es necesario involucrar a todo el gobierno”.

En suma, la importancia de ir a las raíces de la pobreza y la desigualdad: “Estamos en un mundo menos diferenciado, con un arco de necesidades de desarrollo más difuso, por lo que hay que trabajar las reglas que impiden procesos de desarrollo”. Lo dicho, poco nuevo bajo el sol en este punto.

¿Por qué no y qué se ha hecho mal si a una parte de la sociedad española le importa la justicia?

Desde el principio se señalaron las “deficiencias de la vinculación del sector de la cooperación con la sociedad española”. «Da la impresión de que a la sociedad española no le importa lo que ha pasado con los recortes en la ayuda oficial al desarrollo. Da la impresión que se han minusvalorado, que los recortes no les importan”.

En el desarrollo de estas cuestiones se fue bastante contundente: “La sociedad civil organizada ha cambiado su papel y ya no habla en nombre de otros”. Aquí se mencionaron movimientos como el 15 M o las redes sociales. “No se necesitaba a la ciudadanía y la cooperación se ha dedicado a otras cosas…y se han perdido a las bases”. No se tuvo la suficiente visión de que la “sociedad civil organizada es capaz de crear opinión y estar sintonía con la sociedad. Luchar contra las desigualdades no implica sólo luchar contra la pobreza”. “La sociedad civil (organizada) ha tenido un problema de comunicación, aunque también ha habido problemas con el papel del liderazgo público”. A este punto durante el turno de palabra indiqué que no sólo era un problema de comunicación en el sentido de enviar el mensaje (de convencer), sino en el de escuchar. Pero hubo más sobre este punto:

-“El sector de ONGD está fragmentado. Pero el problema del apoyo social no es sólo de España. No se ha sido capaz de demostrar que la ayuda sirve para algo, de que la ayuda funciona”. Por otra parte hay muchos“peligros buscando atajos del norte al sur”.

– La base no se necesitaba porque estaban los profesionales. Se buscó “la profesionalización pero no un liderazgo asociativo” con el apoyo de las bases.

-“Ha habido un problema de mala gestión del accountability, ya que se ha entendido un accountability hacia el financiador. En España no tenemos conciencia de que lo público es de todos. Se debería haber hablado con la sociedad sobre los avances. No ha existido una política de transparencia».”No ha habido suficiente diálogo y después el dinero público se ha retirado.”.

En este punto también señalé algunas ideas durante el turno de palabra de la jornada: Las afirmaciones anteriores, de ser ciertas, “iban en contra elementos básicos de la democracia participativa”. En un colectivo y sector para el que el concepto de participación parece tan importante, esto aumenta la carga de retórica de su discurso (o sus discursos). Repitamos: ¿No se necesitaba a la ciudadanía? ¿No había una política pública de estado?. También señalé que al binomio política vs tecnocracia había que añadir las dinámicas personalistas (o grupales) de poder. Éstas implican que el único deseo de cambio que se desea es “quítate tú para ponerme yo”, para mandar, mandar porque puedo. También es de señalar la magnitud de la retórica de una política ilustrada debido a la distancia con la sociedad civil, y que a su vez ha dado lugar a más distancia entre la sociedad y la política. Por otro lado en esos momentos estaba pensando: ¿en qué lugar de la retórica queda el pacto de estado contra la pobreza de noviembre de 2007?…que por lo visto ni fue pacto social, ni de estado, ni se ha visto la necesidad de implementarlo…

También señalé la necesidad de “mayor empatía en el sector y de evitar confundir la ideología con la moral”. En demasiadas ocasiones he percibido cómo se calificaba a una persona de mala o buena (persona) porque tenía unas ideas u otras. Y en virtud del poder asumido, barrer a las «malas personas» del escenario de decisión o de consulta o de información.

También se comentó la necesidad de “abandonar un sentimiento de superioridad moral sobre lo buenos que somos (en el sector de la cooperación), puesto que en ocasiones se habla de cosas distintas en el norte y en el sur. Se ha de construir una agenda donde se potencie más el diálogo. Se ha trasladado demasiado la agenda hacia los problemas del norte”.

Entonces, ¿ha sido todo un espejismo? En un próximo post desarrollaré la segunda parte de estos diálogos, en la que había algunas respuestas. La segunda parte se denominaba “Nuevas tareas, nuevas actores, nuevas formas de hacer en la cooperación española”