En el anterior post ¿Por qué no nos coordinamos? reflexionamos en torno a los impulsores o conductores del cambio para el refuerzo de los procesos de coordinación en la cooperación para el desarrollo. A continuación enumeramos algunas de las barreras para esa coordinación, y no son pocas:
- Falta de comprensión colectiva de potenciales objetivos comunes, roles y responsabilidades de los implicados
- Competición por recursos financieros muy escasos
- Falta de liderazgo centralizado o descentralizado
- Demasiados actores
- Diferentes expectativas (compartir o recibir información, conseguir recursos, controlar…)
- Falta de valoración en la práctica de la función de coordinación (especialmente por los gestores senior)
- Falta de valoración de los recursos técnicos, financieros y humanos necesarios (especialmente por los gestores senior): recursos inadecuados
- Falta de inclusión explícita de la coordinación en los Términos de Referencia del personal
- Falta de acceso a la información o de gestión de la información/conocimiento
- Miedo a perder la libertad
- Falta de confianza
- Falta de habilidades, conocimiento y experiencia de coordinación
- Rotación de personal
- Falta de compromiso con enfoques colaborativos
- Comportamiento oportunista y preferencia de enfoques bilaterales
- No inversiones específicas en reforzar la relación de los actores
- Orientación al corto plazo
- Pobre capacidad de gestión de relaciones
- Falta de incentivos o de sanciones
- Centrado en compartir información y nunca en planificación y ejecución conjunta
- Todos reconocemos la necesidad de coordinación pero ninguno queremos ser coordinados
- Falta de seguimiento de los insumos, productos y resultados de los procesos de coordinación
- Falta de un espacio de mutua rendición de cuentas de los actores implicados
Bueno, pues esto es lo que hace que aunque bonita es, la coordinación es tan quimera…