Descolonizar el pensamiento: la herida abierta de la filosofía latinoamericana


América Latina no está simplemente en los márgenes del mundo. Está en los márgenes del saber. Esta idea no es solo una metáfora potente: es un eje estructural de la crítica decolonial contemporánea. Según Aníbal Quijano (2000), la colonización no solo impuso una economía extractiva o una estructura de dominación política, sino que también generó una colonialidad del saber: una jerarquización global del conocimiento en la que Europa se autoproclamó fuente legítima de lo universal, mientras relegaba los saberes del Sur a lo anecdótico, folclórico o premoderno.

Walter Mignolo (2011) lo formula de forma complementaria: el conocimiento moderno eurocéntrico opera desde un locus de enunciación que se oculta a sí mismo, pretendiendo universalidad mientras silencia otras geografías epistémicas. En este marco, América Latina no solo fue colonizada territorialmente, sino epistémicamente.

A esto se suma Boaventura de Sousa Santos (2014), quien sostiene que el Sur global no es una categoría geográfica, sino una metáfora del saber silenciado por la modernidad occidental. Desde esa herida —simbólica y real— puede emerger lo que él llama una epistemología del Sur, capaz de cuestionar la monocultura del conocimiento válido.

Esa herida, entonces, puede ser también un espacio fértil: de ruptura, de reinvención, de posibilidad.

La pregunta que se impone es: ¿Puede una filosofía latinoamericana, desde el punto de vista epistemológico, proponer una alternativa al poder universal de la filosofía occidental?

No solo puede: debe.

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La descolonización de la evaluación


En relación a las dinámicas de poder en la producción de conocimiento Foucault (1977) observa que lo que sabemos y cómo sabemos se basa en prácticas humanas, políticas y de poder históricos cambiantes y diversos. En la producción de conocimiento existen múltiples centros de poder en constante lucha; conflicto, compromiso y negociación, y el grupo más fuerte establece sus propias reglas sobre lo que se puede conocer y cómo se puede conocer. Un juego de la verdad no relacionado con el poder no es posible, por lo que la humanidad instala cada una de sus violencias en un sistema de reglas y así avanza de dominación en dominación.

El sector del desarrollo internacional ha enfrentado reiterados llamamientos para su descolonización desde hace tiempo, tanto en la teoría como en la práctica. Sin embargo, la comprensión hegemónica del desarrollo y a quién debe servir continúan dominando (en la teoría y en la práctica). A pesar de no ser un debate nuevo, con demasiada frecuencia surgen problemas con las fuentes de financiación, la dinámica de poder en la metodología y el sesgo en la elaboración de perfiles de investigación y evaluación. Es urgente reflexionar y tener una comprensión común sobre lo que se entiende por descolonización del desarrollo y cómo podemos emprender la investigación o evaluación a través de la lente de la descolonización. Sigue leyendo