La tragedia de los conocimientos comunes


La tragedia del conocimiento común es un post de Joaquín Rodríguez López, en el que reflexiona a partir del artículo del Financial Times del 2 de enero de 2010 acerca de Wikipedia, sobre un dilema en su fundamento: Equality or truth? Wikipedia’s dilemma: Apertura/libertad o verdad/calidad ¿debe prevalecer el gobierno y la gestión igualitaria de la enciclopedia virtual, en detrimento de la fiabilidad, o debe incorporarse algún mecanismo o dispositivo de acreditación de la calidad y de reconocimiento del trabajo y del esfuerzo? Esta cuestión, dice el autor del artículo del Financial Times, Richard Waters, “apunta hacia una tensión fundamental en el corazón de la Wikipedia que podría ralentizar su desarrollo. Fundada sobre la idea de la apertura completa, cualquier ajuste que parezca favorecer a uno de los grupos de contribuyentes sobre cualquier otro es percibido como una traición a sus principios”. En realidad, esta constatación es una versión moderna y digital del problema o dilema de la tragedia de los comunes o, expresado de otra forma, el problema o reto de cómo desarrollar formas de gobierno de organizaciones cooperativas que sepan cómo gestionar la provisión, el compromiso y la supervisión. Sigue leyendo

Críticas a la tragedia de los comunes de Garrett Hardin


Existen tres principales propuestas de análisis surgidas a partir del planteamiento original de Hardin:

1) La ortodoxia económica supone que (1) todos los individuos son agentes económicos y (2) se encuentran en constante competencia y, como tal, (3) responderán de forma automática a la dinámica del mercado, (4) que es en última instancia el ente regulador de sus actividades y comportamiento. Dicho de otra forma, la actuación ineficiente e insostenible de su gestión en términos productivos puede propiciar su salid a del mercado y más aún su desaparición. Por ello es que mientras hagan un uso eficiente de sus bienes esto les permitirá subsistir.

2) Contrario a la visión de privatizar los bienes públicos es que el Estado tendría que ser el encargado de regular la explotación y recuperación de los recursos naturales y sancionar a quien haga uso irracional de estos. Esto implica la creación de instituciones y normatividades precisas que no necesariamente estarían reguladas por el mercado.

3) Una corriente heterodoxa representada por Elinor Ostrom (premio Nobel de Economía 2009), quien a través de su obra “El gobierno de los bienes comunes: la evolución de las instituciones de acción colectiva” (1990) evidencia que dentro de ciertos grupos sociales es posible que exista la cooperación y responsabilidad  colectiva sobre la explotación de los recursos naturales. Grupos que han desarrollado mecanismos e instituciones que no responden a la lógica privatizadora y del Estado. Desde 1960 Ostrom dedicó su quehacer académico a analizar y presentar casos de estudio de productores rurales e indígenas en diversas latitudes del mundo con estrategias apegadas a su contexto histórico y que han resultado exitosas tanto para su reproducción social y económica como para salvaguardar el ambiente. También  señala que pueden presentarse fallos y fracasos en estas organizaciones sin embargo, suelen presentarse cuando hay una injerencia externa a ellas. Sigue leyendo

Garrett Hardin y la tragedia de los [bienes] comunes


La  tragedia de los [bienes] comunes (en inglés Tragedy of the commons)  es un dilema escrito por  Garret Hardin en 1968 para la revista Science que representó un hito para el estudio y la búsqueda de soluciones de la degradación y destrucción de la naturaleza en nuestro planeta. Hardin se centra en dar respuesta al dilema del uso óptimo de los bienes públicos (en este caso de los recursos naturales) bajo condiciones como la indefinición de derechos de propiedad, la gratuidad y libre explotación de los bienes.

La Tragedia de los comunes parte de la premisa de que si los individuos buscan maximizar su beneficio de forma individual usarán constantemente ciertos bienes o recursos naturales (pastizales, ríos, bosques, etc.) hasta que estos se agoten. Este comportamiento no considera el bienestar colectivo y menos la conservación del ambiente en el largo plazo. Sigue leyendo