La tragedia del conocimiento común es un post de Joaquín Rodríguez López, en el que reflexiona a partir del artículo del Financial Times del 2 de enero de 2010 acerca de Wikipedia, sobre un dilema en su fundamento: Equality or truth? Wikipedia’s dilemma: Apertura/libertad o verdad/calidad ¿debe prevalecer el gobierno y la gestión igualitaria de la enciclopedia virtual, en detrimento de la fiabilidad, o debe incorporarse algún mecanismo o dispositivo de acreditación de la calidad y de reconocimiento del trabajo y del esfuerzo? Esta cuestión, dice el autor del artículo del Financial Times, Richard Waters, “apunta hacia una tensión fundamental en el corazón de la Wikipedia que podría ralentizar su desarrollo. Fundada sobre la idea de la apertura completa, cualquier ajuste que parezca favorecer a uno de los grupos de contribuyentes sobre cualquier otro es percibido como una traición a sus principios”. En realidad, esta constatación es una versión moderna y digital del problema o dilema de la tragedia de los comunes o, expresado de otra forma, el problema o reto de cómo desarrollar formas de gobierno de organizaciones cooperativas que sepan cómo gestionar la provisión, el compromiso y la supervisión.
Elinor Ostrom, recordemos, Premio Nobel de Economía en 2009 por su contribución al estudio de las formas de gobierno de los bienes comunes, decía en su obra principal, El gobierno de los bienes comunes, que el principal reto de las formas variables y culturalmente contingentes de acción y gestión colectivas era saber:
(1) cómo alentar el abastecimiento o el suministro sostenido;
(2) cómo mantener unos lazos fuertes y duraderos de compromiso con el proyecto colectivo; y
(3) cómo, finalmente, instruir algún tipo de supervisión o vigilancia no excesivamente gravosa sobre el buen funcionamiento de esa institución.
Ostrom no habla en su libro de proyectos de acción colectiva como el de Wikipedia, ejemplo por antonomasia en nuestra era digital de la gestión de un bien común, el del conocimiento, mediante el uso de las herramientas que nos lo permiten. Pero su reflexión es extensible, sin duda, a la actualidad. Es cierto que la única diferencia de bulto es que el conocimiento no es un bien finito, a diferencia de los recursos que ella estudió (las pesquerías de las zonas costeras, las tierras de regadío y otros bienes limitados fundamento de la vida en común y de la supervivencia). Aquí se trata de un bien ilimitado, el de la inteligencia colectiva, pero por muy incontable que sea, padece exactamente de los mismos achaques:
(1) no todos aportan en la misma medida, que el grueso de las contribuciones lo hacen colaboradores ocasionales, mientras que el mantenimiento, la supervisión, la edición y la corrección corren a cargo de un grupo muy restringido de observadores. Who writes Wikipedia?, ha sido la pregunta que ha obsesionado a buena parte de su comunidad durante los últimos años;
(2) como establece Felipe Ortega en “Wikipedia: A Quantitative Analysis”, la desafección de los contribuyentes a la Wikipedia no es solamente cada vez mayor sino que es un rasgo estructural que aqueja, sobre todo, a ramas como la española. ¿De qué manera, si es que existe alguna, podría premiarse y reconocerse el trabajo de los más ufanos contribuyentes para promover y sostener su compromiso, entonces?;
(3) Wikipedia se ha dotado así misma de medios para vigilar y revertir el vandalismo, función fundamental, entre otras, del cuerpo establecido de bibliotecarios, que patrullan sin descanso sus millones de páginas, pero su intervención, tal como revelan los encendidos debates que pueden seguirse en sus foros, no siempre es aceptada, entendida ni bienvenida.
Bien por (a) contribuciones diferenciales; (b) fidelidad; (c) vigilancia y reconocimiento. no hay una solución mágica de cómo hacer para que las comunidades que desean darse políticas para la acción colectiva alcancen el éxito que persiguen, y la Wikipedia es un laboratorio extraordinariamente interesante para estudiar nuestra capacidad de emprender proyectos colaborativos en una economía digital abierta en el nuevo decenio. El Financial Times, llega a similar conclusión a la que llegaron algunos padres de la antropología hace mucho tiempo: “en el futuro […] será necesario registrar la identidad de los editores o buscar mecanismos para medir su reputación, la importancia y calidad de su trabajo, ideas que pueden parecer un anatema en la cultura presente de la Wikipedia”. De hecho ese es el trabajo que hace tiempo emprendieron Luca de Alfaro y Bob Adler al desarrollar un mecanismo de evaluación colectiva, Wikitrust, que permite medir con facilidad la confianza de los lectores en la calidad del contenido consultado y, por ende, los merecimientos del editor o editores de esa entrada.
Hardin, también recordemos, habló en el año 1968 de la tragedia de los comunes al referirse al problema de cómo darse normas de gobiernos capaces de contener la avaricia individual en beneficio del bien común. Hoy cabría hablar de la tragedia del conocimiento común como del problema decómo desarrollar normas de gobiernos consensuadas que resuelvan la tensión entre (a) la apertura completa que propugnan los principios iniciales de la Wikipedia y (b) la imperiosa necesidad de asegurar la calidad de los contenidos añadidos, de cultivar un compromiso