Lo que parecía inevitable desde hace tiempo. Y es que vamos siempre por detrás del COVID, con dificultades para aprender y adaptar a los contextos locales.
Hoy podemos leer el artículo «La humanidad entera amenazada por el coronavirus, la ONU lanza un plan global» y en este otro en Le Monde «Coronavirus : le premier ministre éthiopien demande 150 milliards de dollars d’aide pour l’Afrique»
Se hace un llamamiento para apoyar a los 51 países más vulnerables de Latino América, Asia y África. En estos países vulnerables el tiempo potencial de preparación pasa, se escapa, como pasó en Italia y en España y tantos otros.
Como en los otros países, la dinámica del partido dependerá de la claridad de ideas, del liderazgo, del alineamiento y de la preparación (aunque ni el distanciamiento social ni las medidas, personal y material sanitarios sean evidentes en estos países)
Como en los otros países, pasar de la fase de la preparación a la de respuesta será una cuestión de días. Si se actúa con rapidez dará tiempo a cierta preparación, de lo contrario empezaremos directamente en fase de respuesta.
Tan importante como indicar una cifra, el dinero necesario, será un buen diseño de la intervención caso por caso, «para qué se va a destinar todo ese dinero» y «cómo se va a ejecutar». Cuestiones que sobre el papel parecen sencillas, no lo son tanto en la práctica. Empezando por la coordinación. El tiempo no sobra para la respuesta.
-El tiempo determinará si se trabajará en preparación (mejor escenario) o directamente en respuesta (peor escenario)
-Además de los temas sanitarios algunos de los conductores clave que se necesitan: (1) reforzar coordinación y desarrollo de capacidades, (2) financiación y mecanismos compensatorios, (3) diseño y seguimiento.
-Tan importante como «cuánto se necesita» será «cómo se va a ejecutar» y, con cierto tiempo de preparación, la focalización en los más vulnerables, aumentaría el impacto de la respuesta.
-También con cierto tiempo de preparación, diseñar de forma conjunta las herramientas de respuesta más relevantes. Por ejemplo, las transferencias monetarias no condicionadas. La distribución alimentaria puede ser un reto en medio de una pandemia, pero también puede paliar determinadas deficiencias de los grupos mas vulnerables.
Es una oportunidad de oro para el liderazgo de las Naciones Unidas, demostrando que saben trabajar unidas: hay tanto en juego. Llega el tiempo de la acción, del impacto colectivo. No dejemos a nadie atrás.
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