Caroline Heider, reflexionando sobre cómo establecer una función de evaluación útil, indicaba que es un acción que requiere equilibrios; e indicaba la importancia crítica de cuatro elementos: utilidad, imparcialidad, credibilidad y alcance.
Una función de evaluación útil también requiere múltiples capas, desde (a) un entorno propicio, pasando por (b) sistemas institucionalizados y (c) aptitudes y habilidades individuales, e implica un proceso iterativo con una visión a largo plazo, tácticas adaptables y correcciones de curso continuas.
En torno al «Entorno propicio«, hoy en día, el respaldo del liderazgo y de políticas sigue siendo necesario: las oficinas de evaluación generalmente se ven presionadas cuando informan evidencia que contradice las normas o las direcciones estratégicas existentes, pero también debe ir de la mano con una cultura que adopte el aprendizaje y responsabilidad.
En tal cultura, cada una de las partes necesita aportar su parte:
• La evaluación debe trabajar con los más altos estándares profesionales y con una clara intención de ayudar a mejorar los resultados y el desempeño.
• La gerencia debe crear una atmósfera de rendición de cuentas en lugar de culpa para garantizar una conducta responsable, el aprendizaje y las correcciones del curso en el cronograma, y la
• El organismo de supervisión, como las juntas ejecutivas o los parlamentos, debe responsabilizar a la institución o al gobierno e incentivar el aprendizaje.