Puestos a soñar, porque cualquiera de los dos respuestas «podría» estar bien (las compraríamos ahora mismo), y si hay que mojarse (si sólo hubiese sitio para una respuesta en este bote), por qué apostaríamos para fomentar el uso evaluativo: (1) por una cultura de resultados (evidencia) y datos o (2) por una cultura del cuestionamiento (aprendizaje) y la colaboración.

Estos días me llegan varios artículos o mensajes sobre la importancia de una cultura de trabajo o decisión basada en «la evidencia y los datos». Por ejemplo:

(1) Este artículo: «Cuatro recomendaciones para promover políticas públicas basadas en evidencia«, me quedo con lo de «basadas en la evidencia» (y paso a ponerle adjetivo a la palabra «evidencias», ¿evidencias de qué? ¿sólo de resultados? ¿también evidencias de colaboración, de aprendizaje colectivo, de impacto colectivo o, por qué no, evidencias de  sentido común…), y también…

(2) Este twit sobre «construir una cultura de datos, evidencias y uso«

De nuevo no quiero ser maniqueo, a lo «star wars» (Siths contra Jedies, Darth Vader contra Luke, evidencistas contra aprendicistas, cuantitativistas contra cualitivistas…), porque al cabo, no olvidemos, ambos -Vader y Luke – atención y perdón por el spoiler– son Skywalker, y el malo (de verdad) era el Emperador Palpatine…aunque, como siempre, la vida no es blanco y negro, y la nieta de Palpatine (menos mal) ya no era tan mala…en fin, c´est la vie.

Pero siguiendo la estela del post anterior, ¿En qué estamos fallando (más): en la oferta o en la demanda evaluativa?, si hubiera que mojarse y apuntar hacia una prioridad, un ordenamiento en la resolución de los problemas: ¿de dónde provienen por ejemplo la mayoría de bloqueos estructurales del sistema de cooperación? ¿bloqueos debidos (a) a la debilidad de la cultura de la «evidencia y del dato» o (b) a la de la debilidad de la cultura del «aprendizaje y la colaboración»?

¿Cuál es la diferencia? En el fondo quiero creer que ambos enfoques (hacia la evidencia o hacia el aprendizaje) pretenden un enfoque holístico, aunque con una priorización diferente. Pero como (a veces, solo a veces) las formas y el orden cuentan, tendríamos también que preguntarnos las consecuencias de convertirse en un Sith de sólo uno de los lados de la fuerza, menospreciando el otro de la fuerza. Cuáles son las consecuencias de señalar como el único foco del problema (1) la evidencia (el dato, el resultado y las respuestas rigurosas) o (2) el aprendizaje (la reflexión, el proceso y las preguntas relevantes)

En mi opinión, de nuevo en paralelo al post anterior,

1. La cultura de la evidencia tiende a centrarse o priorizar: (a) la producción, el producto y el resultado, (b) las habilidades duras para aumentar significación o eliminar sesgos y errores estadísticos  (demostrar la fuerza de la evidencia), (c ) los resultados se esperan lo antes posible, mientras que…

2. La cultura del aprendizaje tiende a centrarse o priorizar: (a) la demanda, el proceso y el marco de trabajo y (b) las habilidades blandas para facilitar procesos (de liderazgo, confianza, comunicación, comprensión, aceptación del error, empatía, adaptación…), (c) los resultados son a largo plazo, incluso no son resultados, sino procesos que se van adaptando a diferentes contextos.

En mi experiencia los enfoques de cultura de trabajo excesivamente basada:

(1) En la evidencia, dan por sentado (por supuesto): (1) que hay una suficiente cultura oraganizacional de trabajo (en equipo), (2) que hay interés, comprensión, motivación para generar o hacer las preguntas buenas (relevantes para generar la demanda evaluativa necesaria)

(2) En la colaboración y el aprendizaje, dan por sentado (por supuesto): (1) que una solución participativa es de por sí (siempre) la mejor solución, aunque (2) no siempre cuentan con suficiente capacidad (tiempo, recursos …), dominio de técnicas apropiadas o falta de prejuicios/intereses/apertura real hacia lo «desconocido y emergente» de los procesos genuinamente participativos.

Necesitamos por tanto un equilibrio:

1. Centrarse sólo en la cultura de la evidencia puede (a) hacer peligrar el aprendizaje organizacional y (b) centrarse en proveer respuestas sin atender las preguntas relevantes.

2. Centrarse sólo en la cultura del aprendizaje puede (a) hacer peligrar la rendición de cuentas y (b) centrarse en generar preguntas, sin llegar a tiempo a una respuesta/solución práctica. 

Por su puesto lo cortés no quita lo valiente, y el amor entre ambos enfoques es posible: ¿Pueden convivir ambos?, por supuesto, pero…para eso (1) hace falta cierto romanticismo ¿no?, cierta cultura de la escucha activa y de la conformación de equipos, (2) que también hay que trabajar, y sobre lo que hay que rendir cuentas porque, si queremos aplicar enfoques colaborativos o de impacto colectivo, esa unión no es (tan) «evidente»: No es evidente tener evidencias (perdón por la redundancia), pero tampoco son evidentes la escucha y la colaboración, en este mundo de la saturación de la información (, del ruido) y la competición. Esto está en la línea del artículo desde Eval Participativa sobre equipos: «Encuentro por una causa común: el papel del «equipo» en la evaluación participativa«.

El dream team de los equipos de evaluador@s y de los equipos de gestión de evaluaciones, es el que cuenta (1) con campeon@s de la evidencia y los resultados, pero también en un equilibrio vital (amoroso), (2) con campeon@s de los procesos y el aprendizaje organizacional.

…May the force be with you…