Cuando la participación en la evaluación daña a l@s participantes


En los procesos participativos, incluyendo la evaluación participativa y/o la participación en la evaluación hemos de tener en cuenta: (1) Contexto, (2) Riesgo de tiranías, (3) Errores comunes, (4) Dinánmicas de poder, (5) Las implicaciones de la coproducción de conocimiento:

I. Contextos no participativos

Hay que ser conscientes de que hay contextos donde, sin unos requisitos previos, la participación no es una técnica efectiva, pertinente o viable.

Los procesos participativos:

(1) han sido utilizados en ocasiones como soluciones técnicas y de gestión para lo que básicamente eran problemas políticos.

(2) se han pretendido dar en contextos de desarrollo:

(a) donde la participación no es “realmente” participación,

(b) donde la cultura y la política de una organización impiden procesos realmente participativos al no ser posible que los implicados determinen qué, cómo o para qué se hacen las cosas. Sigue leyendo

La fuerza: Admitir nuestro fracaso en la respuesta al COVID


Es difícil para las instituciones públicas y organizaciones de desarrollo reconocer que no cumplimos con nuestras metas y objetivos; es tan difícil confrontarse a cómo la opinión pública o los financiadores reaccionarán ante tal fracaso (aunque no nos preguntamos tanto acerca de la opinión de l@s beneficiari@s de nuestras acciones). La paradoja es que hacemos todo lo posible para evitar hablar de las situaciones de fracaso, aunque (en teoría) todos sabemos que el fracaso es el mejor maestro y tenemos que estar abiertos y hablar sobre nuestros fracasos para poder aprender. Más que eso, reconocer abiertamente el fracaso es a menudo un catalizador para la innovación que hace que nuestro trabajo sea bueno o excelente.

Para abordar este enigma, necesitamos un cambio de paradigma en la forma en que la sociedad civil ve el fracaso. Esto podría comenzar con un diálogo abierto y honesto sobre lo que funciona y lo que no es así. De la mism forma que ya contamos que se propone en el sitio “Admitting Failure” para respaldar y alentar a las organizaciones a (no sorprendentemente) admitir el fracaso. Sigue leyendo

Errores frecuentes (y reincidentes) en los proyectos de cooperación


En el post «Errores frecuentes en los proyectos de cooperación» desde el portal solucionesong nos ofrecen pistas para evitar los errores más frecuentes que se cometen en los proyectos de cooperación al desarrollo, en concreto ligados al Enfoque del Marco Lógico. Esto me recuerda a mi tesis doctoral, errores que lamentablemente se repiten y se repiten (y se repiten) desde hace más de 30 años. Pero como nunca es tarde si la dicha es buena (como decían los Reincidentes), aquí están esas orientaciones:

1Integración en el taller de participación.

A los actores clave hay que involucrarles y prestarles el tiempo suficiente en su intervención para que expresen sus prioridades y sus opiniones. Ello será fundamental para definir los problemas y posibles soluciones que se manejarán en el proyecto, consiguiendo un trabajo grupal. Además, la participación activa de este colectivo es muy práctica puesto que serán ellos quienes se apropien del proyecto una vez éste se ejecute y quienes deban mantenerlo en el tiempo. Sigue leyendo

Aprendiendo de los errores III (y final)


Esta es la última parte de mis posts anteriores Aprendiendo de los errores y Aprendiendo de los errores II, donde hablaba de las Cinco claves sobre los errores (y cómo aprender de ellos) donde se indican varios puntos importantes para que las organizaciones comprendan cómo se puede aprender de los errores:

5. El rol de los métodos de detección: Es un lugar común que a nadie le gusta llevar malas noticias. El cambio de paradigma sobre el error incluye transformar también este concepto y fomentar una cultura que no penalice error (e incluso incentive su comprensión, tratamiento y mejora). La mayoría de las organizaciones tiene herramientas para detectar errores y sin embargo falla en su aplicación. Sigue leyendo

Aprendiendo de los errores


En Cinco claves sobre los errores (y cómo aprender de ellos) se indica que vivimos en una cultura en la que desde pequeños nos inculcan la idea de que los errores son algo malo. De ellos se aprende, nos dicen en la infancia. Sin embargo, no es fácil hacer que la cultura corporativa y los procesos de las organizaciones permitan desarrollar este aprendizaje. Y, para hacerlo, muchas empresas deberán cambiar el propio concepto del “error” antes de abocarse a aprender de él. Amy Edmonson es profesora en la Escuela de Negocios de Harvard  e indica varios puntos importantes para que las organizaciones comprendan cómo se puede aprender de los errores: Sigue leyendo

El mito de aprender de los errores (I)


Mis compañeras del blog literario saben que lo mío es el microrelato y, en este espacio, el micro post. Y no es sólo porque no tenga tiempo para tirar cohetes, sino porque creo que hoy en día no tenemos mucho tiempo para nada, así que razones me sobran para ir al grano…y es difícil porque hoy me ocupo de un tema que sin duda dará para más…

Muy de actualidad aparece en prensa la voluntad política de aprender en la política de desarrollo e incluso de aprender de los fallos o errores, incluso la importancia de aprender rápido. Es importante la legitimidad y la credibilidad del sistema. Me resultan un poco incómodos algunos matices del mensaje que pueda resultar del primer artículo.

Puede parecer retórico, pero es algo de lo que estoy convencido, porque aunque sé que todos y todas no son/somos iguales, las debilidades estructurales de este sistema nos obligan a parecernos, a adaptarnos al sistema mimetizándolo y, en nuestras actuales circunstancias, solemos empezar por mimetizar lo peor…¿pero de qué retórica hablo? Al grano: de lo que podría estar de fondo es un mal endémico de todas las políticas y políticos 😉 de este país: que eso de aprender es una quimera. ¿Por qué? Porque no hay incentivos para reconocer los errores. Porque hay gente que no los reconoce y no pasa nada. Porque hay otros a los que se les reconoce (incluso en los tribunales) y tampoco pasa nada. Porque (si se aprende) se aprende sólo de los errores del otro. …Y «parece que» no pasa nada, que eso no resta credibilidad al sistema, porque siempre ha sido así…Porque al final el único y verdadero juez es la prensa y entonces ni eso, perdemos el norte proque todo da igual…¿Y en ese contexto ¿Dónde quedan los procesos de aprendizaje?

Además reconozcamos que el aprendizaje del mal ajeno es muy limitado. El nivel de rendición de cuentas en este país es tan bajo que no permite un real aprendizaje…Aprendizaje y rendición de cuentas, dos caras de la misma moneda

Volviendo al artículo referido a nuestra cooperación, un mensaje simplista del tipo: “empezamos de cero y vamos a cambiar todo, antes no se intentó evaluar, ni mirar hacia los resultados, ni seguir estándares de evaluación”…Más: la tendencia a poner la lupa dónde, cómo, cuándo y para lo que nos interesa (a “nosotros”, a unos pocos, que somos los que tenemos el poder, ocupamos la silla, tenemos la solución, repartimos el pastel…y el ricino). ¿Otro mensaje que me incomoda? Que las ONGD están bajo sospecha. Me pregunto por qué no se habla más (para aprender claro) del nivel de evaluación que ha habido de la parte bilateral y multilateral de la cooperación…de eso podríamos aprender (un montón)…De acuerdo empecemos por las ONGD que suman más del 80% de las evaluaciones realizadas en los últimos años…y que a mi humilde entender no funcionan ni mejor ni peor que otros instrumentos de cooperación…

Pero continuaremos aprendiendo…los que nos guste aprender (claro), que aquí no hay obligaciones.