El aprendizaje como fuerza transformadora que puede romper los silos


Acaba de publicarse el nforme de la «Joint Inspection Unit» de Naciones Unidas: «Políticas y plataformas de apoyo al aprendizaje: hacia una mayor coherencia, coordinación y convergencia«, coordinador por Petru Dumitriu:

Dado que el principal activo del sistema de las Naciones Unidas es su personal, el aprendizaje es una herramienta esencial para mejorar la calidad y la eficiencia. Mediante el aprendizaje, el personal puede desarrollar nuevos conocimientos y habilidades, adquirir nuevas competencias y mejorar comportamientos y actitudes. El aprendizaje no es opcional; es condición sine qua non para que las organizaciones y su personal se adapten a un entorno altamente competitivo y dinámico.
Además, el sistema de Naciones Unidas no puede escapar a la transición hacia el futuro del trabajo, lo que implica agilidad para las organizaciones y aprendizaje continuo para las personas. Según estudios recientes, más de la mitad de todos los empleados en el mundo requerirán un desarrollo de capacidades significativo y una mejora de sus habilidades en solo los próximos tres años. Tal transformación solo se puede lograr mediante un mayor aprendizaje. Sigue leyendo

La visión de admitir el fracaso


El juego de palabras nos lleva a lo mismo. La visión de admitir el fracaso o admitir la visión del fracaso. Es realmente difícil hablar sobre el fracaso: el sitio «Admitir el fracaso» espera cambiar esa actitud.
Es dificil para las organizaciones de desarrollo reconocer que no cumplimos con nuestras metas y objetivos; es tan dificil confrontarse a cómo los financiadores reaccionarán ante tal fracaso. La paradoja es que hacemos todo lo posible para evitar hablar de las situaciones de fracaso, aunque (en teoría) todos sabemos que el fracaso es el mejor maestro y tenemos que estar abiertos y hablar sobre nuestros fracasos para poder aprender. Más que eso, reconocer abiertamente el fracaso es a menudo un catalizador para la innovación que hace que nuestro trabajo sea bueno o excelente.
Para abordar este enigma, necesitamos un cambio de paradigma en la forma en que la sociedad civil ve el fracaso. Esto comienza con un diálogo abierto y honesto sobre lo que funciona y lo que no es así, eso es lo que se propone en el sitio «Admitting Failure» para respaldar y alentar a las organizaciones a (no sorprendentemente) admitir el fracaso.
ad · mitir / ədˈmitir /
verbo:

  • Conceder como verdadero o válido
  • Permitir la entrada

El miedo, la vergüenza y la intolerancia al fracaso llevan nuestro aprendizaje a la clandestinidad y obstaculizan la innovación.
El cambio de paragdigma es así : El fracaso es la fuerza. Las organizaciones más eficaces e innovadoras son aquellas que están dispuestas a hablar abiertamente sobre sus fracasos porque el único fracaso realmente “malo” es el que se repite.

 

Cómo captar e intercambiar buenas prácticas para generar cambios II: La evolución de una buena práctica


La evolución de una buena práctica según la FAO

Una buena práctica suele evolucionar en cuatro etapas:

(1) Al principio, una innovación potencial realizada como experiencia piloto o técnica o tecnología innovadora parece tener resultados mínimos. Sigue leyendo

Cómo captar e intercambiar buenas prácticas para generar cambios


¿Qué es una buena práctica según la FAO?

Una buena práctica es (1) una experiencia positiva, probada y replicada en contextos diversos y (2) que, por consiguiente, puede ser recomendada como modelo. (3) Merece ser compartida para que el mayor número  de personas pueda adaptarla y adoptarla.  

¿Por qué documentar y compartir las buenas prácticas según la FAO? Sigue leyendo

Potenciando el uso de la Evaluación


Uno de los elementos clave en torno al uso de las evaluaciones es prestar atención a la «motivación de la evaluación». Esta motivación nos dará pistas sobre su potencial intención, oportunidad y gestión del conocimiento del proceso evaluativo.
¿Por qué unas evaluaciones se usan o utilizan y otras no? ¿qué es lo que hace pasar de información, conocimiento a gestión del conocimiento del proceso evaluativo? Sigue leyendo

No aprende(re)mos jamás


Hoy traigo aquí un interesante post de Nick Milton titulado: Por qué los ganadores no aprenden (la maldición del ganador)

Los equipos y los individuos que están ganando, son a menudo los más pobres en aprender – una forma particular de la «maldición del ganador».

¿Quién aprendió más sobre la guerra de tanques de la Primera Guerra Mundial? ¿Fueron los estadounidenses victoriosos, británicos y franceses, o los alemanes perdedores?

Fueron, por supuesto, los alemanes.

La historia a continuación se toma de una revisión de un libro de Max Boot.

«El ejército y el gobierno británicos, antes de que Churchill se convirtiera en primer ministro, perdieron el interés en los tanques. En Francia, el capitán Charles de Gaulle estaba interesado en la guerra mecanizada rápida, pero los militares franceses favorecieron la guerra defensiva y la potencia de fuego, más interesados en la guerra pesada blindada.

Los Estados Unidos habían desplegado un Cuerpo de Tanques en la Primera Guerra Mundial, pero fue disuelto en 1920 por las angustiadas objeciones de dos de sus principales oficiales – el Coronel George S. Patton y el Mayor Dwight D. Eisenhower.

«Fueron los alemanes quienes estuvieron más interesados ​​en la guerra mecanizada de rápido movimiento», escribe Boot:

«Alrededor de 1934, el Coronel Heinz Guderian, Jefe de Gabinete de la Inspección de Tropas Motorizadas, dio al Führer [Adolf Hitler] una breve visita de campo en unas maniobras de tanques.» Hitler,»escribió Guderian,» quedó muy impresionado por la velocidad y La precisión de movimiento de nuestras unidades, y dijo repetidamente, «eso es lo que necesito! Eso es lo que quiero!»

La maldición de los ganadores es que el ganador a menudo no aprende, y por lo tanto es superado en la próxima contienda por el perdedor. Es por eso que Alemania superó a las potencias aliadas en términos de guerra de tanques en 1939, y el perdedor se convirtió en ganador por un tiempo. Los ganadores son complacientes, y reacios a cambiar. Los perdedores están ansiosos por no perder de nuevo.

La historia de los Hermanos Wright es otro ejemplo – habiendo desarrollado el primer avión efectivo, no aprendieron ni optimizaron su diseño, y fueron finalmente superados por la competencia. Su diseño se volvió obsoleto y los hermanos Wright salieron del mercado.

Tengamos cuidado con la maldición del ganador en nuestras actividades de Gestión del Conocimiento. Asegurémonos de que los equipos ganadores también continúen aprendiendo. Capturemos lecciones de éxitos y fracasos, y alentemos incluso a los ganadores a seguir presionando para hacerlo aún mejor. Aprender del fracaso es psicológicamente más fácil, pero aprender del éxito permite que el éxito sea repetido y mejorado.

Aprender del éxito es muy difícil, pero es el aprendizaje más poderoso que puedes hacer.

El mito de aprender de los errores (I)


Mis compañeras del blog literario saben que lo mío es el microrelato y, en este espacio, el micro post. Y no es sólo porque no tenga tiempo para tirar cohetes, sino porque creo que hoy en día no tenemos mucho tiempo para nada, así que razones me sobran para ir al grano…y es difícil porque hoy me ocupo de un tema que sin duda dará para más…

Muy de actualidad aparece en prensa la voluntad política de aprender en la política de desarrollo e incluso de aprender de los fallos o errores, incluso la importancia de aprender rápido. Es importante la legitimidad y la credibilidad del sistema. Me resultan un poco incómodos algunos matices del mensaje que pueda resultar del primer artículo.

Puede parecer retórico, pero es algo de lo que estoy convencido, porque aunque sé que todos y todas no son/somos iguales, las debilidades estructurales de este sistema nos obligan a parecernos, a adaptarnos al sistema mimetizándolo y, en nuestras actuales circunstancias, solemos empezar por mimetizar lo peor…¿pero de qué retórica hablo? Al grano: de lo que podría estar de fondo es un mal endémico de todas las políticas y políticos 😉 de este país: que eso de aprender es una quimera. ¿Por qué? Porque no hay incentivos para reconocer los errores. Porque hay gente que no los reconoce y no pasa nada. Porque hay otros a los que se les reconoce (incluso en los tribunales) y tampoco pasa nada. Porque (si se aprende) se aprende sólo de los errores del otro. …Y «parece que» no pasa nada, que eso no resta credibilidad al sistema, porque siempre ha sido así…Porque al final el único y verdadero juez es la prensa y entonces ni eso, perdemos el norte proque todo da igual…¿Y en ese contexto ¿Dónde quedan los procesos de aprendizaje?

Además reconozcamos que el aprendizaje del mal ajeno es muy limitado. El nivel de rendición de cuentas en este país es tan bajo que no permite un real aprendizaje…Aprendizaje y rendición de cuentas, dos caras de la misma moneda

Volviendo al artículo referido a nuestra cooperación, un mensaje simplista del tipo: “empezamos de cero y vamos a cambiar todo, antes no se intentó evaluar, ni mirar hacia los resultados, ni seguir estándares de evaluación”…Más: la tendencia a poner la lupa dónde, cómo, cuándo y para lo que nos interesa (a “nosotros”, a unos pocos, que somos los que tenemos el poder, ocupamos la silla, tenemos la solución, repartimos el pastel…y el ricino). ¿Otro mensaje que me incomoda? Que las ONGD están bajo sospecha. Me pregunto por qué no se habla más (para aprender claro) del nivel de evaluación que ha habido de la parte bilateral y multilateral de la cooperación…de eso podríamos aprender (un montón)…De acuerdo empecemos por las ONGD que suman más del 80% de las evaluaciones realizadas en los últimos años…y que a mi humilde entender no funcionan ni mejor ni peor que otros instrumentos de cooperación…

Pero continuaremos aprendiendo…los que nos guste aprender (claro), que aquí no hay obligaciones.